Decisiones precisas: cómo pensar la agricultura del futuro
Conocer las características de ambientes y cultivos, así como las interacciones biológicas, contribuye a sistemas agrícolas más competitivos y sustentables.
El reto se vuelve estratégico en un escenario que proyecta incertidumbre climática, deterioro ambiental y mayor demanda de alimentos y energía.
En sus orígenes, la humanidad mantenía una relación muy estrecha con la naturaleza y la analizaba con minuciosa atención para protegerse de los desatinos climáticos y para comprender los ciclos productivos que le proveían el alimento. Si bien la subsistencia dependía prácticamente de la observación, hoy los expertos que piensan en el futuro de la agricultura también sugieren recuperar algo de ese saber mirar.
Se refieren al valor de conocer las características de ambientes, cultivos e interacciones biológicas para lograr sistemas agrícolas competitivos, sostenibles y factibles. En este contexto, especialistas del INTA, junto con investigadores, productores y entidades del sector, realizan estudios prospectivos y ensayos a campo, donde aplican diferentes tecnologías de procesos y de conocimientos para potenciar productividad y sustentabilidad.
Decisiones según el ambiente
Desde 1999, productores y técnicos del Grupo CREA Tandil –Buenos Aires– llevan adelante un planteo de agricultura por ambiente en establecimientos de la localidad. La experiencia, que recibe el apoyo de la Unidad Integrada Balcarce –formada por el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata–, permitió evaluar el desempeño de los principales cultivos de la región –maíz, soja, girasol y trigo–, estabilizar sus rendimientos por encima de la media y definir esquemas de rotación poco usuales para la zona, pero con márgenes económicos que aumentan hasta un 80 % la renta obtenida en cinco años.
“Es primordial tratar de lograr que los cultivos tengan su hábitat ideal, en función de las condiciones agroecológicas y de las prácticas que puedan adoptarse, como rotaciones diferenciales, manejo de fechas y otras acciones complementarias como densidades de siembra, fertilizaciones, entre otras”, explicó Pablo Calviño, exasesor del grupo CREA y actual director técnico de la empresa Zubiaurre S. A.
De acuerdo con Calviño, la elección de implementar un planteo agrícola por ambientes surgió de observar “diferencias muy importantes de rendimiento” dentro de un lote, cuya historia productiva y de manejo agronómico era bastante homogénea y adecuada. Los especialistas analizaron la influencia de diferentes factores –profundidad de suelo y de napa freática; riesgo de heladas; ubicación topográfica y pendiente del terreno– en las variabilidades de rinde. Luego, cruzaron los factores, definieron cinco tipos de ambiente e identificaron rotaciones y manejos de cultivo específicos para cada uno de estos.
Aplicaciones, sólo las necesarias
Desde hace más de una década, técnicos del INTA Rafaela –Santa Fe– producen soja con buenas prácticas agrícolas y evalúan la aplicación de los principios del Manejo Integrado de Plagas (MIP) en un lote de 100 hectáreas. En los bordes cercanos al periurbano local, siembran alfalfa sin plaguicidas.