Preparados para la gruesa

Las condiciones ambientales en el área agrícola, con contrastes muy fuertes entre regiones por los excesos o déficits hídricos, lleva a que los herbicidas residuales deban tener máxima eficiencia de acción.

El productor debe pensar en un sistema que incluya un producto de máxima residualidad.

El productor debe pensar en un sistema que incluya un producto de máxima residualidad.

09deOctubrede2017a las08:53

El inicio de la primavera pone de manifiesto que amplias áreas agrícolas muestran contrastes en el nivel de reservas hídricas. Regiones como el sudeste cordobés, sur de Santa Fe, norte de La Pampa y la provincia de Buenos Aires, en general, tienen amplias regiones con napas muy cercanas a la superficie cuando no con excesos de agua superficial, mientras que el centro-norte de Santa Fe o centro-norte de Córdoba muestra grandes zonas con déficits hídricos.

Ambas condiciones son ideales para que los herbicidas residuales presenten cierta dificultad, ya sea por lavado o por falta de activación ante la ausencia de humedad. Pero en ambos casos, las malezas como Rama Negra, Flor de Santa Lucía, Eleucine, Digitaria, Capín, Cloris o Amaranthus han encontrado mecanismos que les permiten prosperar e imponerse a los cultivos implantados. Con lo que, más que pensar en un herbicida en particular, el productor debe pensar en un sistema que incluya un producto de máxima residualidad, amplio espectro de control y que la soja utilizada tenga la mejor genética que le permita al cultivo competir con las malezas en forma exitosa.