El cambio del clima deja huella en la agricultura

En los últimos años la temperatura global subió y, según los expertos, hay una altísima probabilidad de que eso se deba a las actividades humanas.

En la Argentina, lluvias y olas de calor cada vez más intensas tienen efectos directos en la agricultura.

En la Argentina, lluvias y olas de calor cada vez más intensas tienen efectos directos en la agricultura.

15deFebrerode2018a las08:19

La temperatura media y las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera fluctúan desde siempre. De hecho, en un ciclo de cientos de miles de años se produjeron diferentes climas, producto de cambios en la superficie terrestre –diferente ubicación de los continentes– y en la órbita alrededor del Sol, lo que modificó el balance de radiación del sistema climático. Lo cierto es que, en los últimos años, la Tierra registró un aumento de 0,94 °C y, según el Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC), existe una altísima probabilidad de que eso se deba a las actividades humanas.

La atmósfera es el escudo invisible que recubre el planeta. Compuesta por nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, entre otros gases, esta capa que protege la vida en la Tierra, no solo evita que la radiación solar impacte directamente, sino que además, –gracias a su composición– la temperatura media de la superficie ronda los 15 °C.

Si bien se trata de procesos complejos que se desarrollan en el transcurso de varios años, “cuando la composición de la atmósfera es modificada natural o artificialmente, cambia la reflexión y absorción de energía solar y, como resultado, se obtiene un clima distinto”, señaló Mario Núñez, profesor en Meteorología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet, quien aseguró que “el clima está en permanente cambio”.

Para entender lo que sucede en la actualidad es necesario remontarnos a 1750: el inicio de la era industrial. Esa revolución marcó un punto de inflexión en la historia, se pasó de una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio de productos agrícolas a una de carácter urbano, industrializada y mecanizada e intensiva en cuanto a la movilización y comercialización de productos.

“Desde el comienzo de la era industrial, el incremento en la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera fue notable”, indicó Núñez quien analizó: “Las emisiones resultantes de las actividades humanas fueron la principal causa del rápido calentamiento del planeta durante los últimos 150 años”.

“Sabemos que la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón)”, afirmó Núñez quien aclaró que no es la única fuente: “Los cambios en el uso del suelo, deforestación de bosques nativos sumado al crecimiento de las ciudades y el aumento de la población también hicieron su aporte”.

Según el IPCC el calentamiento en el sistema climático es inequívoco y muchos de los cambios observados no tienen precedentes. “La atmósfera y el océano se calentaron, los volúmenes de hielo y nieve disminuyeron, el nivel del mar se elevó y las concentraciones de gases de efecto invernadero aumentaron”, detalló Núñez como evidencia de la influencia humana.

En relación con el clima presente, investigadores argentinos del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA, en el informe de la Tercera Comunicación Nacional de la República Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, determinaron que el sudeste de América del Sur, integrado por la Argentina, Uruguay y el sudeste de Brasil, es una de las regiones del mundo donde se registraron los mayores cambios en el clima durante los últimos 30 años.

De todos modos, Núñez destacó que “los cambios térmicos observados no solo se deben al incremento de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que además están causados por cambios en el uso de la tierra”.

Para Gabriel Rodríguez, experto en Cambio Climático del INTA, la influencia humana es clara. “Cuando hablamos de cambio climático el componente de la actividad humana es un factor clave y asume la forma de tendencia creciente, principalmente en la temperatura global del planeta”, expresó.