Granos húmedos en cosecha: pautas para adaptarse a distintos escenarios

Desde el Inta brindan recomendaciones a la hora de guardar el cereal en silobolsas y silos convencionales. De esta manera se lo podrá almacenar el mayor tiempo posible.

11deJuniode2018a las08:33

El temporal de lluvia, que comenzó a finales de abril y se extendió hasta comienzos de mayo en algunas regiones, provocó la interrupción de las labores de trilla y la aparición de serios problemas vinculados con alta humedad de granos como la presencia de brotado, dehiscencia, enfermedades y disminuciones en el peso específico.

Dado este panorama, y sobre todo las complicaciones derivadas de los granos húmedos que aumentan el riesgo de deterioro en la poscosecha, técnicos del INTA Pergamino y Balcarce –Buenos Aires– brindan recomendaciones para conservar el mayor tiempo posible la calidad de la producción almacenada en silobolsas y silos convencionales.

“Hay que tener presente que, si bien el deterioro de los granos es un proceso irreversible e inevitable, un adecuado manejo del almacenamiento permite mantener la calidad inicial de la producción y postergar ese deterioro en el tiempo”, explicó Rubén Roskopf, especialista en poscosecha del INTA Pergamino.

Para el técnico, “el almacenaje en silobolsa es una alternativa estratégica, sobre todo cuando el estado de los caminos impida la circulación de camiones durante la cosecha”.

Aunque no es recomendable almacenar grano húmedo, Roskopf reconoció que “es una práctica que se puede realizar por un breve lapso de tiempo hasta que mejoren las condiciones”. En este caso, la duración del almacenamiento depende de la calidad del grano al momento del embolsado, principalmente por su contenido de humedad y porcentaje de dañado; la hermeticidad del silobolsa y la temperatura ambiente durante el período de guardado.

Para atenuar –en cierta medida– las pérdidas de calidad, el silobolsa debe mantener el máximo nivel posible de hermeticidad, ya que esto previene la reposición normal de oxígeno usado durante la respiración aeróbica de los componentes bióticos del granel (hongos, insectos y granos) y retiene el dióxido de carbono. “Esta modificación atmosférica trae aparejada beneficios desde el punto de vista de la conservación”, aclaró Roskopf.

En esta línea, recomendó “prestar atención a las técnicas de cierre, evitar roturas durante el armado y el almacenamiento y reparar inmediatamente las que puedan aparecer”.