¿Por qué es importante innovar en la educación agraria?

La importancia de la educación en el desarrollo y evolución de un país no es novedad, pero si además lo trasladamos al ámbito rural, podemos afirmar que, en la Argentina, la educación agropecuaria y rural fue, es y será clave para el crecimiento de este país.

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Aún falta garantizar el acceso al aprendizaje en parajes alejados, aislados de los servicios que pueden proveer las ciudades.

Aún falta garantizar el acceso al aprendizaje en parajes alejados, aislados de los servicios que pueden proveer las ciudades.

28deAgostode2018a las08:35

La Argentina continúa enfrentando grandes desafíos para hacer que su matriz productiva habilite caminos para garantizar la igualdad de oportunidades en cada uno de los rincones de su territorio. El campo fue, es y seguirá siendo estratégico para el desarrollo económico y social por su impacto en la producción, el agregado de valor, las exportaciones y la generación de puestos de trabajo, con su consiguiente impacto positivo en el desarrollo de nuestras comunidades.

Los números son claros, según datos del propio Ministerio de Agroindustria, el campo representa el 9,5% del PBI Nacional; 1 de cada 9 pesos de la recaudación tributaria nacional de AFIP (10,7% del total recaudado); 6 de cada 10 dólares que se exportan vienen del sector agroindustrial (63% del total de exportaciones); los fletes de granos y carnes aportaron USD 3730 millones; y con relación a la maquinaria agrícola las ventas oscilan los USD 1883 millones. Además, las cadenas agroalimentarias generan 2,6 millones de puestos directos e indirectos; solo en 2017 se considera que el campo creó 94.130 nuevos puestos de trabajo.

Este aporte, no obstante, se ve opacado con uno de los grandes déficits que todavía tenemos en materia educativa: garantizar el acceso al aprendizaje aún en aquellos parajes alejados, aislados de los servicios que pueden proveer las ciudades. Muchos de nuestros niños y jóvenes migran hacia las localidades más grandes en busca de una oferta educativa que los motive a encontrarse a sí mismos, a construir su futuro. Muchos de ellos consiguen alcanzar sus metas de estudio, pero no regresan a sus comunidades a pensar en cómo cambiar las cosas.

En este sentido es que veo fundamental fomentar la educación agropecuaria y rural para construir un país capaz de construir oportunidades y, como si eso fuese poco, colaborar con la producción de conocimiento que aporte a la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, y la conservación y mejora de los recursos naturales.