Seis formas creativas para aprovechar equipos de pulverización selectiva
Técnicos y empresarios agrícolas comenzaron a descubrir que los equipos podían tener muchas más aplicaciones que las inicialmente previstas.
Innovación en el Chaco Santiagueño: nuevos usos de la tecnología de pulverización selectiva.
En los últimos años, la tecnología de pulverizaciones selectivas mejoró de manera notable la eficiencia del control de malezas en la región CREA Chaco Santiagueño.
Las malezas más problemáticas son justamente las perennes, que ocupan los barbechos cuando no tienen competencia alguna de otros cultivos. Por ese motivo, existen actualmente más de 200 equipos de pulverización selectiva en la zona, mientras que apenas cinco años atrás eran una curiosidad.
La cuestión es que a medida que se extendía el uso de los equipos –Weed Seeker o Weed It–, los técnicos y empresarios agrícolas comenzaron a descubrir que podían tener muchas más aplicaciones que las inicialmente previstas. Y no solamente para controlar malezas, sino también plagas e incluso para aplicar fertilizantes.
“Al ampliar las posibilidades de uso de los equipos, resulta más fácil amortizar la tecnología, facilitando así su incorporación al sistema productivo porque se la utiliza no solo durante el barbecho, sino también en los cultivos invernales y estivales”, comenta Luis Robles Terán, asesor del CREA Guayacán.
Nuevos usos
A continuación, se detallan los nuevos usos surgidos a partir de manejos innovadores desarrollados en la región.
Renovales
En un establecimiento de la empresa Agrolam S. A. (familia Miretti) se realizó una prueba con equipos de pulverización variable para controlar renovales (especies leñosas indeseables) en pasturas. “Los equipos pueden detectar contrastes en la vegetación a una determinada altura, de manera tal que si se coloca el barral a unos dos metros, es posible realizar aplicaciones selectivas sobre renovales que tengan más de 1,20 metros, mientras que pasará de largo sobre una pastura –helada o comida– de unos 30-40 centímetros”, explica Diego Figueroa Garzón, asesor del CREA Semiárido Norte. “La experiencia resultó muy satisfactoria, porque frente a la pastura, el equipo no detectó falsos positivos. Se los puede tener trabajando en agricultura durante el invierno y la primavera, para luego en verano pasarlos a otra pulverizadora con un barral más corto que permita un mejor control en pasturas”, añade.