¿Secar o no secar? Esa es la cuestión
La gran adopción de la siembra de maíz tardío, que alcanza al 60% de la superficie destinada al cereal, implica una serie de desafíos.
En la presente campaña serían unos 3,8 millones de hectáreas de maíz sembrado en fecha tardía, que tendrán una dinámica de secado diferente a la de los maíces tempranos. Facundo Ferraguti, de INTA Oliveros, explicó que a fines de febrero y en marzo el maíz se seca rápido en la zona núcleo. En cambio, en los maíces tardíos la tasa de secado inicial es rápida hasta que llega a un punto de inflexión, que es coincidente con el otoño, donde se ralentiza y se prolonga el período de secado.
“En el caso de que el contenido de humedad a cosecha sea mayor al 25%, la mejor opción es hacer grano húmedo para utilizarlo en ganadería. Mientras que, si tiene entre 16 y 25% de humedad no se puede conservar húmedo, hay que secarlo sí o sí”, recomendó el investigador durante una entrevista que realizó junto a KWS, en estos momentos donde avanza la cosecha de maíz y el estado del tiempo ha cambiado en varias zonas del país.
¿Por qué no esperar que el maíz seque a campo? Cuando se espera que el maíz seque a campo aumenta la cantidad de plantas quebradas y volcadas, en algunos casos con espigas que tocan el suelo. La forma de evitarlo es buscar mejor anclaje de raíces, mayor diámetro de tallo y baja altura de inserción de espiga. Muchas de estas cosas se definen en la siembra, con la densidad y la profundidad de siembra.