Claves en el cultivo de ajo
Argentina es la tercera exportadora mundial de ajo y es reconocida por este producto que tiene una gran participación en la cocina.
Argentina exporta en promedio el 76% de su producción, que oscila las 160.000 toneladas anuales y de ella, el 81.4% tiene como destino a Brasil. El calibre, su aspecto y su conservación son atributos valorados en el exterior. Tanto es así, que nuestro país es el tercer exportador mundial, luego de China y España. De panorama externo sí que conoce.
Este cultivo atravesó los últimos meses al vaivén de las noticias internacionales: su precio aumentó drásticamente al ritmo de las cuarentenas asiáticas y de las tormentas californianas que disminuyeron la oferta de calidad; además, sus milenarias propiedades nutracéuticas fueron puestas nuevamente en valor como antimicrobiano, hipoglucemiante, y con propiedades anticancerígenas. A mediados de marzo, éste pequeño bulbo fue trending topic en las búsquedas de Google y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la presión popular por encontrar una forma de mejorar la inmunidad en épocas de cuarentena, debió emitir un comunicado aclarando sus propiedades.
Está claro, entonces, que es tiempo de hablar de ajo. Más aún, si consideramos que ya terminó la etapa de plantación del ajo, y transitamos su período de más bajo perfil pero más crítico en la determinación de los rendimientos: la etapa vegetativa.
Ésta se inicia con la brotación, cuando el balance entre hormonas promotoras e inhibidoras de crecimiento se inclina hacia las primeras, en respuesta a las condiciones ambientales a finales del verano- otoño, y el bulbillo semilla “despierta” con la señal de inicio de su crecimiento. Es el brote que se encuentra en el interior del diente de ajo, aquel que en el arte culinario se descarta, en el campo es clave para inferir muchos procesos.
El IVD, Índice Visual de Dormición, es una herramienta fundamental para determinar el estado fisiológico óptimo de plantación, que se establece, con variaciones entre variedades, cuando el brote interno del bulbillo alcanzó el 70% de la hoja de reserva. Superado ese valor, sabemos que estamos llegando al pico de concentración de alicina, compuesto responsable de la pungencia, y empieza a considerarse el envejecimiento de la semilla. Según información del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) el 67% de la superficie de Mendoza está plantada con ajo del tipo comercial morado, y del cual el 80% se hace fuera de la fecha recomendada. Existe evidencia que, en plantaciones tardías, el bulbillo sufre estrés y envejecimiento, mientras espera a ser plantado.
No todo es fácil en la vida de esta pequeña planta. Las heladas que se producen entre abril y septiembre, al menos durante 20 días por mes dependiendo de la zona, ocasionan un recambio entre especies de malezas estivales e invernales. En algunos lotes cultivados, durante un mismo ciclo de cultivo se han reportado presencia de hasta 36 especies diferentes de malezas.
El manejo de herbicidas en ajo es crucial, y la renovación de principios activos se hace, por lo menos, necesaria. En los últimos años en Argentina se multiplicaron los biotipos y especies de malezas resistentes a diferentes mecanismos de acción, entre ellos graminicidas selectivos post emergentes. Hablando de resistencias, en Cuyo se han reportado casos de baja eficacia de insecticidas neonicotinoides que hace no tantos años hacían gala de una excelente performance.