Soja: con déficit hídrico, llueven las plagas y obligan a ajustar el manejo

En temporadas Niña como la que se pronostica este verano, la soja no sólo sufre en su desarrollo por la falta de agua sino también por una mayor presión de insectos. Estas son las recomendaciones de FMC para frenarlos.

Soja: con déficit hídrico, llueven las plagas y obligan a ajustar el manejo
16deNoviembrede2020a las15:52

El otoño y el invierno transcurrieron prácticamente sin lluvias en gran parte del país y la primavera continúa con un régimen por debajo del promedio histórico, a excepción del centro y sur de Buenos Aires. En ese marco, la preocupación que gana terreno de cara a la campaña gruesa, que está dando sus primeros pasos, es que este déficit hídrico se prolongue y se acentúe durante los meses de verano, para cuando se pronostica el accionar de La Niña.

Y ese temor no sólo se centra en que haya menor disponibilidad de agua para que tomen las raíces y alimenten las hojas y generen granos, sino también en que esta condición climática es predisponente para que la proliferación de plagas sea mayor a lo normal. “En años con menos lluvias y temperaturas más altas que lo normal, hay mayor presión de insectos sobre los cultivos, las plantas estresadas hídricamente son más vulnerables por ataques de plagas y los productos para controlarlas se comportan de una manera distinta” resume Daniel Igarzábal, Ingeniero Agrónomo y Director de Halcón Monitoreos.

Según Igarzábal, la soja estresada es más vulnerable al ataque de plagas por dos circunstancias: la primera es que se desarrolla más lentamente; entonces, por ejemplo, mientras en situaciones normales si un insecto come las hojas V2, la planta se defiende emitiendo rápido la hoja V3, con cultivos estresados, esto no ocurre. El segundo factor es que la planta cambia su fisiología y composición interna. Al tener las raíces poca agua para alimentar todos los procesos fisiológicos, el sistema vascular que traslada el líquido vital y moviliza los nutrientes, funciona muy lentamente. “La planta produce menos energía de la que necesita para formar órganos como flores y granos. Entonces reutiliza lo poco que ha logrado formar. Su misión es formar grandes moléculas como proteínas, las cuales debe romper en otras más pequeñas (aminoácidos, azúcares) para lograr energía de este proceso. Una composición de moléculas pequeñas favorece la alimentación, el desarrollo y la reproducción de algunas plagas como trips y arañuelas, entre otras”, agrega el experto.