Negocio criminal y daño monetario: una colosal flota de barcos asiáticos depreda el mar argentino
Por la pesca ilegal en la zona exclusiva argentina, el país sufre por año una pérdida de recaudación de u$s 1400 millones y un daño ecológico estimado en u$s 2500 millones.
La costa argentina es el hogar de una porción de la biodiversidad marina más valiosa del planeta. Las cálidas corrientes oceánicas de Brasil se encuentran con las aguas frías de las Islas Malvinas, sobre una vasta llanura de fondos marinos que se precipita abruptamente en el borde de la plataforma continental. Esto permite que la vida marina prospere.
Los estudios muestran un patrón de desplazamiento de las flotas depredadoras: arrancan pescando en medio del Pacífico por unas semanas; entre mayo, julio y agosto van a las islas Galápagos y a las costas de Colombia, Perú y Chile, y en estos momentos, se encuentran en la zona económica exclusiva argentina. En nuestro caso, la pesca ilegal tiene como principal incentivo el calamar illex, pero también merluza, rayas y tiburones.
La presencia de aproximadamente 300 barcos asiáticos, principalmente chinos, recrean una pesca no reglamentada que atenta contra el desarrollo del sector porque la industria nacional debe competir contra depredadores que, para abaratar costos, explotan recursos sin respetar procesos, ciclos ni regulaciones. Esto impacta negativamente en puestos de trabajo y en otras actividades conexas como la industria naval.
El IUU Fishing Index es un ranking que ayuda a conocer cómo las naciones se comportan en esta industria y los esfuerzos que hacen para mantenerla bajo regulación internacional. En 2020, Bélgica fue el país mejor calificado; China, el peor.