Clima: especialistas del INTA analizan los pronósticos para la toma de decisiones de la campaña agrícola
Las últimas precipitaciones resultaron muy oportunas para la soja de primera, que estaba por entrar en período crítico. También fueron de ayuda para el maíz temprano y evitaron mayores pérdidas de rendimiento.
Febrero arrancó con muy buena recarga en el suelo
La campaña de cultivos de verano 2020-21 se inició con una alta expectativa por la ocurrencia de sequías, dado que en la mayor parte del centro y norte del país no había buenas reservas hídricas en los suelos, especialmente detrás de cultivos de invierno de servicio o cosecha. La dependencia de la evolución de las lluvias era alta y la perspectiva de circulación atmosférica desfavorable.
Los patrones climáticos que rigen las campañas son altamente variables, sistemas no lineales y con pronósticos y tendencias que requieren ser considerados de manera probabilística en la toma de decisiones. “El uso de esta información de manera adecuada, la combinación de los pronósticos estacionales y los de corto plazo para la toma de decisiones en los momentos de alta incertidumbre en las predicciones, es un ejercicio muy importante para la adaptación de nuestro sector al clima”, explicó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA.
Siguiendo a Mercuri, aún febrero se proyecta con una alta incertidumbre: las precipitaciones posiblemente sean deficitarias nuevamente en varias regiones durante mediados de este mes, con lluvias aisladas y dispares en especial en el centro del país, con mayor incidencia en territorios del este bonaerense y del litoral, y con lluvias significativas en el extremo oeste pampeano, Cuyo, y el norte del país.
De acuerdo al último informe del Instituto de Clima y Agua del INTA, durante el mes de enero, predominaron lluvias por encima de lo esperado para el período sobre gran parte del centro y norte del territorio nacional, llegando a excesos del orden de los 150-320 mm en algunas áreas de las regiones NEA y Pampeana.
“Estas lluvias permitieron revertir o mejorar las condiciones deficitarias que se venían transitando durante los meses anteriores. Por el contrario, sobre áreas del NOA (sur), Chaqueña (centro), Buenos Aires (noreste) y Entre Ríos (este), las lluvias resultaron deficitarias para el periodo. En la región patagónica las lluvias resultaron entre normales a levemente superiores en el área central de la misma”, indica el informe
Por otra parte, las lluvias en exceso registradas en las provincias de las regiones Pampeana, NOA (norte), NEA (norte) resultaron destacadas en términos porcentuales, con respecto a los valores históricos. En dichas áreas los acumulados se compararon con el 10 y el 30 % de los eneros más húmedos según las zonas.
En sentido opuesto, los eventos de lluvias registrados en NOA (sur), Chaqueña (centro), Buenos Aires (extremo sur) y Patagonia (noroeste y sudeste) resultaron inferiores a los valores esperados como normales, observándose áreas en las cuales las cantidades acumuladas se compararon con el 20 y el 40% de los eneros más secos de la historia.
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El estado de los cultivos
La escasez de lluvias se prolongó en diciembre en la zona central del país dificultando la siembra y buena implantación de cultivos de segunda de soja y maíz. Excepto en siembras sobre muy buenos ambientes y con napa cerca, la sequía limitó el rendimiento alcanzable del maíz temprano, reduciendo el número de granos y su tamaño potencial.