Manejo: 5 etapas claves para un forraje de calidad

El especialista Federico Sánchez, marketing táctico de CLAAS Argentina, repasa cada una de las etapas del silaje y las pautas a tener en cuenta para obtener un forraje de calidad.

29deMarzode2021a las16:41

Así como la siembra directa revolucionó la agricultura extensiva, el silaje de maíz hizo lo mismo en la producción de carne y leche argentina. Cada año se invierten más de 500 millones de dólares y se destinan 2 millones de hectáreas por campaña a la confección de silos de maíz. Como herramienta clave y de alto valor, el desafío es lograr la máxima calidad y eficiencia.

Federico Sánchez es uno de los profesionales que más saben sobre el tema en el país. Como responsable de marketing táctico de CLAAS Argentina, comparte todo lo que hay que tener en cuenta en cada una de las cinco fases del proceso de confección del silaje de maíz.          

Fase 1. Al momento del picado, la mejor tecnología

Un silaje de alta calidad exige seguir de cerca el desarrollo del cultivo para determinar el momento óptimo del picado del maíz. Allí se juega gran parte del éxito del planteo productivo. “La recomendación de libro es que el picado se debe hacer entre el 32% y 40% de materia seca. Esa es la base innegociable“, apunta Sánchez. Pero dentro de ese rango existen algunas diferencias: “Hicimos una prueba picando el mismo material a 32% y 38% de materia seca. En el primer caso sacamos un camión más de rendimiento por hectárea, pero en realidad ese extra era todo agua que estábamos trasladando a la bolsa y que seguramente traerá problemas de lavado de nutrientes y putrefacción a futuro“.

En virtud de la experiencia, Sánchez afirma que el 35% de materia seca debería ser el mínimo. “En realidad hay que tratar de buscar la máxima fijación del almidón para aprovechar toda la energía del silaje. Y esto se logra a partir del 37% de materia seca“, confiesa. Pero para lograrlo es necesario contar con picadoras que sean capaces de procesar granos con mayor contenido de materia seca para incrementar el aprovechamiento a nivel ruminal del animal.

“Con la nueva JAGUAR tenemos esa tecnología -dice el especialista-. El SHREDLAGE permite aumentar la agresividad sobre el grano y la fibra, generando una mayor cantidad de megacalorías por hectárea“. Esta nueva generación de crackers puede trabajar indistintamente sobre maíz o sorgo, y gracias a su sistema compuesto por dos rodillos dentados y calados logra procesar granos con estado de madurez superiores al 45% de materia seca. “Es muy útil también para entrar en lotes de maíces de segunda que no se pudieron picar antes por algún temporal y quedaron muy pasados“, agrega y destaca el aporte que hacen los nuevos cabezales ORBIS, que permiten bajar la altura de corte hasta 80 mm y trabajar mucho más paralelo al suelo. “Con esto se logra un corte uniforme a lo largo de todo el recorrido“, confirma Sánchez.

Al sistema de alimentación que permite trabajar hasta 30 toneladas por hora, la JAGUAR le suma el sensor NIR que aporta certeza sobre la ventana óptima de picado, ya que indica el porcentaje exacto de materia seca. Ubicado en el codo de descarga de la jirafa, esta herramienta es capaz de hacer hasta 20 mediciones por segundo para determinar el contenido exacto de humedad del cultivo. “De esta forma podemos detectar la cantidad de materia seca exacta que estamos produciendo por hora en cada una de las hectáreas. Y a su vez, tener esa información en nuestro celular en tiempo real a través del sistema de telemetría TELEMATICS“, señala Sánchez.