Industria veterinaria: cómo hacen los laboratorios para eludir la crisis y en qué invierten
La facturación del sector está cerca a los máximos históricos en un contexto de fuertes inversiones
La industria veterinaria argentina tiene un embajador de lujo alrededor del mundo: la carne vacuna, sinónimo de calidad en todas las latitudes. Con ese pasaporte son muchos los laboratorios locales que fueron ganando posiciones fronteras afuera al punto tal que muchos ya tienen oficinas comerciales, centros de distribución e incluso plantas propias en el exterior. En ese sentido, la última semana se conoció la radicación de una nueva planta de vacunas antiaftosa que construirá Biogénesis Bagó en Arabia Saudita de la mano de un socio local con una inversión que asciende a US$ 60 millones. Sin embargo, es en el mercado local donde se concentra el grueso de los ingresos de una industria que elude la crisis.
Para la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove) la facturación del sector durante el año pandémico superó los $ 31.000 millones, algo así como US$ 400 millones al tipo de cambio oficial promedio de 2020. La industria veterinaria nunca se detuvo. Al calor de la actividad agropecuaria, los laboratorios gozaron del estatus esenciales desde el día uno y pudieron crecer incluso en número de unidades.
Este año, la situación no es muy distinta. La industria veterinaria sigue creciendo y hay un abanico de anuncios de inversión que prometen una continua expansión para los próximos años.
Solo en ganadería hay que señalar que el margen de mejora aún es muy amplio. Según cifras oficiales de Caprove, en 2020, se invirtieron en sanidad solo $270 por animal cuando se debió llegar a los $380, es decir, aún en muchos planteos ganaderos solo se utilizan el 45% de las vacunas sobre la hacienda susceptible a contraer una enfermedad.