El cordobés que produce maíz, soja y sorgo en Venezuela: “A la Argentina se la comenzó a ver con mucha pena”
Es oriundo de General Baldissera, Córdoba, se instaló en ese país hace 11 años, donde asesora a grandes empresarios del agro y no tiene la intención de volver
|Hernán Torre es argentino y vive en Venezuela desde el 2010. Tres años antes de instalarse, cuando comenzó a viajar para asesorar a un grupo de inversores, vio la posibilidad de llevar su conocimiento y establecerse en ese país.
El proyecto original no prosperó por una medida engañosa que sacó Hugo Chávez, que pretendía la capacitación de pequeños productores y no la inversión de grandes empresarios, como se creía. Con los contactos y conocimientos adquiridos en ese tiempo se abrió camino por su cuenta. Hoy produce 2000 hectáreas de maíz, soja y sorgo, junto a la asociación Polo Sojero: “En Venezuela vi un mundo de oportunidades, me quedé asesorándolos porque me había hecho amigo de todo el sector agropecuario”, asegura.
Antes de comenzar a hablar, el agrónomo se disculpa por si en medio de la comunicación se corta la luz o el internet, ya que es un tema recurrente. “Aquí es normal que cuando uno está hablando se va la señal por media hora”, explica antes de seguir. En ese país se veía a la Argentina muy de cerca por el uso de la alta tecnología en el sector agropecuario, ya que crecía a pasos agigantados.
Ahora, “ven que la Argentina va por el mismo camino y al ritmo de Venezuela: se la comenzó a ver con mucha pena”, indica el oriundo de General Baldissera, Córdoba.
Los Grobo y otras compañías del agro intentaron establecerse en ese país, pero la experiencia duró apenas un año. Según explica, la idiosincrasia es “totalmente diferente a la nuestra”, porque el pensamiento y modo de vida es distinto. “En ese entonces Hugo Chávez andaba vendiendo un proyecto de vida grande, quería inversores grandes y adentro promocionaba otra cosa. No podían llegar inversores grandes a sembrar 50 mil hectáreas, porque en realidad Chávez lo que buscaba era que capacitara a los pequeños agricultores, para sembrar una hectárea. Eso estaba disociado de la realidad”, explica.