La fábula de Alberto y Cristina
En el medio de esta interna está la gente, que necesita certidumbre y un poco de paz; pero solo se acuerdan de ellos cuando necesitan su voto
En medio del tembladeral que provocó que la mitad de los ministros pongan a disposición del Presidente su renuncia, el Campo delinea un plan de acción que no agite más el avispero. “Debemos tener responsabilidad en las decisiones que tomemos. No queremos sumar más nafta al fuego que comenzó con el batacazo electoral y sigue con este enfrentamiento interno”, dice un importante dirigente ligado al sector de la carne.
Lo que sucedió el miércoles es de una gravedad institucional de máximo calibre. Cristina Kirchner, como parte “mayoritaria” de la coalición gobernante si lo pensamos en términos de directorio empresarial, decidió darle un ultimátum al Presidente de la Nación. Todo se centra en dos nombres. Santiago Cafiero y Martin Guzmán. El jefe de todos los ministros y el hombre que se supone (al menos de cara a la negociación con el Fondo) delinea el rumbo económico de la Argentina. Esta fue una jugada extrema de la vicepresidenta que deja aún más debilitado al Gobierno.
Con cruces a través de redes sociales, la dupla presidencial dejó explícitamente expuestas las enormes diferencias que tienen. Pases de facturas, funcionarios apuntados, reuniones privadas que decidieron hacer públicas y temerarias muestras de poder. “Cuando tomé la decision, y lo hago en la primera persona del singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto Fernandez como candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas". Te elegí yo, dice Cristina. A lo que Alberto (el Presidente) responde: “La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido". El Presidente necesita aclarar que el es el Presidente. Así estamos.
La fábula del escorpión y la rana
“… Un escorpión que deseaba atravesar el rio le dijo a una rana:
-llévame a tu espalda
-¿qué te lleve a mi espalda?- contesto la rana- ¡Ni pensarlo¡ Te conozco. Si te llevo a mi espalda me picarás y me matarás.
– No seas estúpida- le dijo entonces el escorpión. ¿No ves que si te pico te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?…
Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana al fin fue persuadida. La cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía.
Cuando estaban en medio del gran rio, allá donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Esta sintió que el veneno invadía todo su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó: