Le tenía pánico a los caballos y los usó para motivar a sus alumnos: la maestra argentina que va por el Nobel de Educación
Ana María Stelman es docente de primaria de La Plata y una de las dos argentinas seleccionadas entre los 50 finalistas al Global Teacher Prize 2021
Ana María llegó a la escuela primaria N° 7 Fragata La Argentina, en el barrio Hipódromo de La Plata, en 2019, “esquivando caballos”. Les tenía miedo, pánico, según sus palabras. Nunca iba a imaginar que enfrente de ella tenía la materia prima de lo que sería luego su proyecto pedagógico.
Ana María Stelman: el desafío de vincular
Ana tiene 56 años, tres hijos y desde que se recibió siempre fue maestra en las periferias, en contextos de vulnerabilidad social y en escuelas rurales. En la gran inundación de 2013 en La Plata, el agua que se metió en su casa superó el metro y perdió casi todo.
En estos dos años desde que llegó a la escuela N° 7, a pesar de la virtualidad y de que muchos de sus alumnos no tenían conexión a Internet o dispositivos para seguir una clase, logró que los 37 siguieran vinculados a la escuela. El “cómo” lo hizo fue la razón para que la nominaran entre 8 mil docentes, de 121 países distintos, para competir por el comúnmente llamado “Premio Nobel de Educación”, que se dará a conocer en noviembre en París.
“Lo que yo hago es trabajar a partir de proyectos, mirando qué es lo que los chicos tienen en el entorno, lo que necesitan. La escucha, la empatía, la atención es lo que me da la pauta de dónde generar ese disparador para querer ir a la escuela”, dijo la docente de primaria, en entrevista con Agrofy News.
“Siempre estoy trabajando en escuelas que tienen problemas de deserción o ausentismo. Yo trato de que ellos sientan que si no van a la escuela se pierden algo bueno. Con la cantidad de estímulos que reciben los chicos hoy en día necesitan esa velocidad, por eso una hora hacemos una cosa y en la siguiente ya estamos haciendo algo diferente”, contó.
La historia del alumno que aprendió a leer
“Apenas llegué al barrio me encontré con caballos. A la mañana están todos los vareadores: van al hipódromo, vuelven, los sacan a pasear. Yo les tengo terror, pero me dí cuenta de que tenía que hacer algo con ellos, sobre todo después de que otros maestros me dijeran que cuando hablan de caballos los chicos se interesan en la conversación”, contó.