"Nos moríamos": las tres experiencias que marcaron el viaje de Marcos Villamil
Tras recorrer la Argentina a caballo, Marcos Villamil confiesa sus vivencias más extremas; "Mi gran aprendizaje es que no sirve gastar energía pensando en lo que va a venir", confiesa
Marcos Villamil logró uno de los sueños de su vida: recorrer la Argentina cabalgando. El joven de 29 años salió en septiembre de 2020 junto a Mora, Wayra y Tordo, sus tres caballos, desde el partido bonaerense de General Alvear, bajó hasta Tierra del Fuego, subió a Jujuy y el 7 de noviembre pasado fue recibido en la Sociedad Rural Argentina en Palermo para darle un cierre a su travesía de 9000 kilómetros.
Marcos Villamil y el viaje a caballo
Durante esos 450 días, Marcos experimentó una cantidad de vivencias únicas, peregrinó por 16 provincias, conoció a innumerables familias rurales y se llevó cientos de enseñanzas para encarar el resto de su vida. Muchos de esos recuerdos están en su cuenta de Instagram (@Abrazarte.argentina), donde publicó imágenes y videos del viaje. “Realmente cada minuto y cada rinconcito que hemos tranqueado han sido espectaculares”, admite en diálogo con Agrofy News.
Sin embargo, hay tres momentos que fueron más especiales que el resto. “No podríamos haber llegado a donde llegamos sin la ayuda que recibimos de la gente”, se sincera Marcos, quien habla en plural porque incluye a sus tres caballos en cada experiencia. La más extrema fue la que vivió en Santa Cruz. “El clima nos jugó una mala pasada y tuvimos que hacer noche en medio de la cordillera mientras nevaba y después de sufrir un viento descomunal de 150 kilómetros que nos empujaba contra un barranco”, recuerda.
Marcos Villamil en la Cordillera
Al borde de un barranco, con lluvia, viento y nieve
El joven viajaba desde el valle de Tucu Tucu hacia el Lago San Martín por un cruce que se llama “Meseta de la muerte”. “Como para encararlo bien relajado”, ironiza Marcos, quien agrega que si bien se trata de un lugar “muy lindo”, también es duro e inhóspito. “Hay poca gente viviendo en esos lados”.
En relación al difícil momento que vivió, agrega que en verdad fueron una “continuación de factores que se acumularon”. Es decir, fueron varios días “duros”, no solo una noche.
Marcos venía atravesando la Patagonia con el viento en la cara, en soledad y con poca comida. “No almorzaba, comía frutos secos y a la nochecita comía arroz o fideos. No fue solo el cruce, era un contexto rústico”, observa. Ese día, Marcos fue acompañado durante varios kilómetros por Carlitos, un puestero de la estancia en la que estaba, en una parte de pantanos. “Lo difícil de ese terreno es que parece tierra, pero es pantano. Eso significa que los caballos se hunden hasta el pecho y se pierden. A Carlitos en un minuto se le hundió el caballo, así que imaginate el nivel de atención y tensión que tenés en ese lugar”, describe.