Turismo: el paraíso argentino escondido donde los cazadores se vuelven guardaparques

Emergió a partir de un cambio de curso del Río Paraná y está compuesto por una variedad única de ambientes

Turismo: el paraíso argentino escondido donde los cazadores se vuelven guardaparques
26deEnerode2022a las10:08

No es extraño que en un país tan rico en recursos naturales aniden paisajes únicos y hasta maravillas del mundo. Sin embargo, hay que adentrarse en la provincia de Corrientes para descubrir un tesoro que nadie conocía hasta hace algunos años y que, de a poco, comienza a formar parte de la agenda turística.

Se trata de los Esteros del Iberá, el humedal más grande de Sudamérica, después del pantanal que ocupa gran parte del territorio brasileño, boliviano y paraguayo. Conformado por 1.300.000 hectáreas (un cuarto de la provincia de Corrientes), este humedal se encuentra a orillas de la Colonia Carlos Pelegrini. Emergió a partir de un cambio de curso del Río Paraná, producto del movimiento de placas tectónicas hace miles de años. Se alimenta únicamente del agua de lluvia, por lo que no conoce de contaminación, y está compuesto por una variedad única de ambientes, entre los que se distinguen bañados, embalsados, esteros, selvas y bosques.

La historia de la Ecoposada Del Estero

“Es el mejor lugar para avistaje de flora y fauna -hay más de 360 especies de aves, mamíferos, peces, reptiles e insectos-, ya que al ser abierto podés ver a la distancia”, asegura Estrella Losada, licenciada en Turismo y dueña de la Ecoposada Del Estero, junto a su pareja, José.

Hace 10 años que el “sueño de tener una posada propia” se concretó, aunque Estrella admite que les implicó un gran esfuerzo encontrar un arquitecto que diseñe el proyecto y socios inversores. Hoy, esa idea de lograr un espacio ecológico que trabaje con energía climática es una realidad que permite a turistas nacionales e internacionales disfrutar de una estadía en un entorno puro, verde y rodeado de naturaleza. “Todo se hizo respetando cada árbol, aprovechando las sombras y la luz natural del sol. En menos de un año ya estábamos trabajando con los primeros huéspedes”, remarca.