Las 7 claves de un experto en empresas familiares agropecuarias: "El peor escenario no es perder plata, sino romper el vínculo"
Cómo lograr que las empresas agropecuarias familiares sobrevivan al paso del tiempo: desde planificar la sucesión hasta profesionalizar la gestión sin romper los vínculos

En una nueva edición del Día del Inversor, ADBlick puso sobre la mesa un tema sensible y estructural para el agro argentino: el futuro de las empresas familiares. Bajo el lema de profesionalizar sin romper lazos, el evento reunió a dos especialistas del IAE Business School —Lucio Traverso, director del Centro de Empresas Familiares, y José Demicheli, fundador de ADBlick— para reflexionar sobre liderazgo, vínculos y continuidad en organizaciones donde los negocios y los afectos van de la mano.
“El interés por los temas de estrategia y governance siempre estuvo presente en el ADN de ADBlick, porque creemos que ahí hay una oportunidad para aportar valor al ecosistema agropecuario”, introdujo Demicheli.
La empresa familiar nace con la familia, no con el negocio
“El vínculo entre familia y empresa empieza antes de que el hijo se sume al trabajo. Comienza con la familia del fundador”, planteó Traverso, quien remarcó que en el agro esa unión es aún más intensa. “El campo no es solo un activo, es parte de la historia familiar. Hay una pertenencia emocional muy fuerte, una identidad ligada al paisaje y a la tierra que puede reforzar valores, pero también dificultar los procesos de cambio”, explicó.
Fragmentar no es la salida
A lo largo de las décadas, muchas familias optaron por repartir tierras como forma de resolver tensiones. Pero esa decisión, advirtió Traverso, suele debilitar la escala y la competitividad. “La solución fácil fue dividir hectáreas. Pero eso va en contra de la sustentabilidad. El desafío es construir unidad, no fragmentación”, sostuvo. En ese sentido, propuso cambiar la lógica hereditaria por una mirada más estratégica, basada en la construcción colectiva.