Malvinas: recibió una bala en el craneo y ahora encuentra refugio en el campo

"Para mí, las Malvinas son la patria", sintetiza Ernesto Peluffo

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Malvinas: recibió una bala en el craneo y ahora encuentra refugio en el campo
02deAbrilde2022a las14:07

“Malvinas marcó mi vida”, dice el Coronel de Infantería retirado de la Guerra de Malvinas, Ernesto Peluffo. Del otro lado del teléfono se escucha la aguda voz de un hombre con una gran entereza que se debilita de a poco al relatar los pormenores del último día que estuvo en Puerto Darwin, cuando fue sorprendido por una bala que rozó su cráneo.

Hoy, retirado del Ejército y todavía con la sensación latente de las esquirlas de una granada de mortero que replicó en una de sus piernas, se refugia en el campo “Che Taitá”, que heredó “por sangre” de su mamá, en donde hace ganadería. La inmensidad de los paisajes lo ayudan a repasar uno a uno los hechos que cambiaron el rumbo de la historia argentina y la suya. 

La cicatriz que tiene el combatiente en su rostro le ha recordado todos los días de los últimos 40 años cada instante que vivió en la guerra. Para él, es solo una marca que se debilita con el tiempo, pero que refleja el estadío de su corazón, que está aprendiendo a sanar y a sobrellevar lo que pasó cuando tenía apenas 20 años. 

 

“Para mí, las Malvinas son la patria. Es como si fuera Corrientes o Buenos Aires, es un pedazo del mundo y de nuestro territorio nacional. Es una materia pendiente para el pueblo argentino”, manifiesta. El Coronel de Infantería sirvió en el combate más cruento del conflicto desarrollado en Darwin y Pradera del Ganso en 1982; por entonces era subteniente en comisión de la Compañía “A” del Regimiento de Infantería Mecanizado 12. 

“Fui herido en combate. La cicatriz que tengo es mi corazón visible, es mi orgullo. Ahora se ve menos porque pasaron los años”, dice. Durante el conflicto bélico una bala perforó su casco y abrió un surco lateral en el cráneo. También fue impactado por las esquirlas de una granada de mortero que explotó a pocos metros de donde estaba y terminaron incrustadas en una de sus piernas. Después de la Guerra, el Coronel fue condecorado en honor y distinción por su servicio en el conflicto.