Una familia compró una chacra en los valles de Tandil y se convirtió en el primer emprendimiento de alcaparras
La chacra La Rinconada, ubicada en la localidad bonaerense de Gardey, dispone de una hectárea sembrada con este cultivo
Hace cuatro años, una familia compró una chacra en la localidad bonaerense de Gardey, en los valles tandilenses, y decidió dedicarse a un particular cultivo: el de las alcaparras. Silvina Martini, Fredy Käser y sus hijos Eliana, Carolina e Ignacio compraron 2500 plantas híbridas –mezcla de las variedades Tondino y Espinosa- en la provincia de Santiago del Estero, y se aventuraron a sembrarlas en una hectárea.
Actualmente, las plantas son jóvenes, y toda la familia se dedica al cultivo de este producto, realizando trabajos de campo como de envasado y venta. Cabe destacar que a diferencia de las alcaparras más comunes, cuyo tallo es espinoso, las que se siembran en la chacra La Rinconada tienen un tallo liso, y hojas arriñonadas, alternas y sostenidas por pecíolos cortos.
Asimismo, los pedúnculos son largos y cada uno termina en una flor blanca, que luego da lugar a los alcaparrones, o sea, los frutos, que también se comercializan, sobre todo en conservas. Además, el valle tandilense ofrece cualidades óptimas para este cultivo: ofrece terrenos ligeros y ricos en materia orgánica, con climas templados (ya que la planta no tolera muy bien las temperaturas inferiores a los 5 ºC).