Qué opinan los pioneros de la siembra directa sobre el regreso de la labranza
"El atajo de la labranza se toma ante la necesidad de sobrevivir en el negocio", comentó German Fogante, socio de Aapresid, quien advirtió sobre las consecuencias negativas de esta decisión
Si bien el reciente Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (Retaa) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, muestra un “repunte” del área bajo siembra directa (que pasó del 89% en 20/21 al 90% en 21/22), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) advierte sobre los riesgos de un posible avance de las labranzas. De hecho, el mismo informe revela que mientras en algunas zonas el área en directa llega al 98%, en otras apenas araña el 70%.
En este contexto, Aapresid Joven lideró el pasado 29 de septiembre un encuentro que propuso volver a las raíces de la Siembra Directa, como modelo indiscutido para producir más de forma sustentable. Eligieron hacerlo en Leones, la cuna de la siembra directa, junto a pioneros de la Institución como los Romagnoli y los Fogante, quienes resaltaron por qué la siembra directa sigue siendo el camino.
Siembra directa: un poco de historia
“En los 70’, 80’, incluso 90’, era común ver voladuras de suelos y cárcavas, por donde el agua se iba a las cunetas, desbordaba y cortaba los caminos”, arrancó el Pte Honorario de Aapresid Jorge Romagnoli. Este contexto movilizó a los pioneros en Siembra Directa a avanzar en la dirección de evitar la erosión y ser eficientes en el uso del agua.
En ese momento surgieron dos problemas:
- Cómo sembrar en ese nuevo ambiente, manejando y sembrando cultivos en presencia de rastrojo
- Cómo controlar a las nuevas malezas
Estos interrogantes abrieron paso a explorar y relacionarse con actores en busca de ideas y soluciones. “Los sistemas que podían superar estos problemas, lograban un cultivo superior al obtenido con labranza”, advierte Romagnoli.
Los beneficios fueron más allá del uso eficiente del agua, con el tiempo se evidenciaron mejoras en el suelo, como aumentos en el tenor de materia orgánica y propiedades físicas, que aún hoy, después de treinta años, se ven reflejadas en cultivos increíbles.