La carne como "ancla" inflacionaria y freno en la actividad: los riesgos que acechan a la economía argentina
Dadas las múltiples restricciones que enfrenta la política económica, es difícil lograr una armonía entre los múltiples objetivos a alcanzar
CREA actualizó el informe macroeconómico que repasa de manera sintética los principales desarrollos de la economía local e internacional de manera de hacerlos accesibles al público no especializado, con foco en los temas que afecten al sector agropecuario.
En primer lugar destacan que, dadas las múltiples restricciones que enfrenta la política económica, es difícil lograr una armonía entre los múltiples objetivos a alcanzar. Así, en los últimos meses, el cambio de orientación apunta a la normalización de ciertas variables y a lograr una mayor estabilidad económica. Sin embargo, las medidas adoptadas parecen haber comenzado a tener costos en términos del nivel de actividad.
Para lograr una baja consistente de la inflación, más allá de que la carne pueda oficiar como “ancla” en el corto plazo, desde CREA destacan que el Gobierno deberá mantener la disciplina fiscal y monetaria de cara a un año electoral. En ese sentido, los precios de la carne típicamente se mueven de forma cíclica y es esperable que repunten en el futuro.
Adicionalmente, existen otros riesgos importantes como, la gestión de los pasivos en pesos o la sequía: "Nos llevan a ser cautos respecto a la evolución de la inflación pese a la cierta mejora observada en noviembre".
Inflación y precio de la carne
La variación de los precios sorprendió a la baja en noviembre (4,9%), mostrando el menor registro desde febrero y ubicándose por debajo de las expectativas de mercado (6,1% mensual). En buena medida, el resultado fue influido la evolución del precio de la carne vacuna que, desde abril, se encuentra retrasándose fuertemente respecto a la inflación en un escenario de altos niveles de faena y debilidad de la demanda.
Más en detalle, de acuerdo al INDEC, el rubro carnes aumentó solo 0,9% mensual en noviembre y, en el año, acumula una suba de 57,6%, casi 30 puntos por debajo de la inflación general (85,3%).
Así, si bien la dinámica inflacionaria depende en el largo plazo de la configuración de la política macroeconómica en general, y monetaria en particular, el comportamiento del mercado ganadero favoreció una cierta moderación de la inflación que, de todas formas, continúa elevada y es todavía prematuro afirmar que haya empezado a bajar consistentemente.
De esta manera, tanto la tasa de interés como la variación del dólar estuvieron por encima de la inflación de noviembre. Sin embargo, si bien estos efectos son positivos a la hora de normalizar la macroeconomía, repercuten con costos en la actividad.