"Hay gente y posibilidades”: el proyecto que ayuda a comunidades vulnerables del Gran Rosario con huertas, pollos y hasta venta de insumos
Alimentan a 40 familias Qom y ya comercializan productos en el centro de Rosario: “Le va a dar un giro a la comunidad”, asegura la fundadora de Matricia
Melina Baracco es psicóloga y directora de la consultora NeoBiz. Desde joven, su interés estuvo puesto en la comunidad y trabajó desde una mirada sistémica en el desarrollo humano en organizaciones, con y sin fines de lucro. “Siempre estuvo latente en mí y el equipo la idea de ampliar el impacto del trabajo. Ya no era suficiente con que ´nos fuera bien´ a nosotros o a nuestros clientes. Teníamos que ir por más”, contó en entrevista con Agrofy News.
Fue así que desde la consultora, junto a profesionales del sector social, crearon Matricia, una organización que impulsa el desarrollo sustentable de comunidades en situación de vulnerabilidad, esto es identificando recursos y facilitando oportunidades de mejora de las condiciones de vida de los territorios, co creando emprendimientos como salida laboral. Proyecto Sanar, Palma Qompi, y Pollos.Qom son algunos de sus programas y su campo de acción alcanza a los barrios de San Fernando y Toba Qom de Granadero Baigorria, en el Gran Rosario.
Los primeros pasos de Matricia
Con el apoyo de distintas empresas de Granadero Baigorria lanzaron el primer programa: NutriRed: “Trabajamos intersectorialmente, involucrando a la Municipalidad de Granadero Baigorria, Cámara de Empresas, donde participan algunas grandes. El objetivo era el abordaje de la desnutrición infantil, a través del empoderamiento femenino”.
Armaron un equipo de trabajo integrado por nutricionistas, psicólogas sociales y talleristas: “Aplicamos una metodología de trabajo con la célula madre-hijo, que es el motor de muchas comunidades en situación de vulnerabilidad, para luego ampliar a las familias y redes vinculares y luego un tercer anillo de incluir emprendimientos socioeconómicos”.
Identificaron que los niños del barrio San Fernando perdían peso porque no cenaban y pensaron una solución en conjunto: “Una de las mujeres cedió un terreno de 15 cuadras aproximadamente. Formamos una huerta familiar comunitaria, con entre 10 y 18 canteros. La UNR Extensión de Agronomía y el INTA nos acompañaron y nos proveyeron de semillas y plantines”, contó Melina.
A partir de este primer proyecto se fue formando una comunidad y al tercer año decidieron presentarse en un programa de la Unión Europea que los obligó a crearse la personería jurídica. Ese salto los llevó a seguir creciendo y lanzar su segundo proyecto: Sanar, que consiste en la venta de insumos hospitalarios, fraccionado, doblado y empaquetado de gasas por parte de 31 mujeres de la comunidad.