Sufrió un traumático accidente con un tractor y cuenta los detalles para que no le pase a nadie
"Si puedo ayudar a salvar una vida, seré un hombre feliz”, destaca Kit Hopley; los incidentes con maquinarias están entre los más habituales del ámbito rural
En abril de 1975, Kit Hopley tenía 17 años y trabajaba en un establecimiento rural en la zona de Cholmondeley, Cheshire (Inglaterra).
Era un día de nieve, manejaba un viejo esparcidor y saltó del tractor para ver por qué no se apagaba la máquina. En cuestión de segundos, su ropa entró en la toma de fuerza del tractor (PTO). Fue una fracción de segundo que cambió la vida de Kit para siempre.
Cómo un accidente con un tractor puede cambiar la vida para siempre
"Saqué el brazo instintivamente, fue como recibir un golpe de un jugador de rugby. Mi brazo estaba roto en pedazos y envuelto alrededor del eje. Luego, la toma de fuerza comenzó a cortar un costado de mi cuerpo, y la fricción quemó mi ropa y luego mi piel", recordó a un artículo de NFU, el principal organismo de representación del agro de Inglaterra y Gales.
“Me quedé tirado en el campo en estado de shock. Lo que me quedaba del brazo colgaba de un trozo de piel y mi único pensamiento en ese momento fue 'mañana no podré jugar al rugby'", agregó.
“Me dirigí en busca de ayuda a una cabaña cercana propiedad de personas que mi familia conocía desde hacía años. La anciana abrió la puerta y dijo 'Dios mío' antes de cerrarme la puerta en la cara. Entonces su marido vino a la puerta y me preguntó quién era. Aunque me conocían de toda la vida, no me reconocieron. Fue entonces cuando me di cuenta de que mis heridas eran graves", reconstruye Kit, quien comparte su caso para que se tome conciencia de los riesgos que hay de trabajar en el campo.
Rápidamente, trasladaron a Kit al Hospital Whiston, y eso es todo lo que recuerda de ese día. "Me administraron LSD durante 10 días, pero lo único que soñaba era que me golpeaba una pelota de tenis. Más tarde me dijeron que probablemente era el sonido de mi ventilador”.
Kit pasó de cuidados intensivos a la unidad de quemados. Su cuerpo estaba muy expuesto a infecciones y tenía que recibir anestesia a diario para soportar el dolor del cambio de vendas.