El nuevo cultivo que plantea una oportunidad única para la agricultura argentina: por qué es clave para sumarlo después de la soja
Destacan el potencial de los biofuels y el rol del agro argentino para mitigar los efectos del calentamiento global
Los planes para mitigar el calentamiento global generan una oportunidad, y a la vez, un desafío para el agro. Lograr una agricultura más sustentable, enfocada en el cuidado del carbono del suelo, aumentando la productividad para sostener la producción de alimentos y aportar materias primas al creciente uso de biocombustibles es una tendencia global
El rol de la agricultura para mitigar el calentamiento global
Dentro de las metas que se proponen los países más desarrollados para mitigar las emisiones de carbono, se plantea un renovado rol del sector agropecuario. El mismo está basado en una agricultura que logre mayor captación dentro del ciclo del carbono, con una fijación efectiva que aumente el contenido de la materia orgánica de los suelos, y gastando la menor cantidad posible de insumos en ese trabajo.
Planteada en esos términos, la producción agrícola asegura que los cultivos capturen parte del carbono atmosférico, transformándolo en materia orgánica de los suelos, algo inverso a lo que ocurre especialmente cuando un bosque nativo es deforestado por tala o quema, se hace agrícola y, en este cambio de uso, el suelo pierde una fracción importante de la materia orgánica.
Por otra parte, en este nuevo contexto, la agricultura toma también un rol preponderante, siendo proveedora de materias primas sostenibles para energía, especialmente para los combustibles líquidos de nueva generación. Estas tecnologías innovadoras incorporan la posibilidad de producir combustibles 100% renovables que no precisan mezclas con combustibles fósiles y, por primera vez, la oportunidad de producir energía renovable para aviones.
Agricultura eficiente: por qué es una oportunidad para la Argentina
Para este desafío, que va a marcar el ritmo de la agricultura en los próximos años, nuestro país cuenta con una base fundamental: una amplia región productiva libre de deforestación, que es la condición de todas las certificaciones; un manejo de la siembra directa sumamente extendido, y un consumo de fertilizantes ajustado a diagnóstico hace potencialmente a la agricultura argentina, una de las más eficientes del mundo.
Sin embargo, para aumentar la producción es importante incorporar otras herramientas. Una de ellas se basa en desarrollar cultivos de invierno que permitan extender el doble cultivo, para generar más cosechas en un mismo período de tiempo.
Entonces, incluir estos puentes verdes* con cosecha en reemplazo de los barbechos, permite intensificar la secuencia de cultivos, reemplazando respiración de carbono por captación de carbono y con la posibilidad de reducir el uso de herbicidas.
Camelina: puentes verdes de baja huella de carbono
Los cultivos oleaginosos de ciclo invernal como Camelina, se adaptan a distintas regiones y/o secuencias de cultivo, permitiendo lograr puentes verdes cuya cosecha con baja huella de carbono, se encuentra certificada para su uso en biocombustibles.
“Hoy vemos que en la región pampeana los cultivos de invierno ocupan tan solo un 30% de las tierras agrícolas, y en algunos lugares aún menos”, dice Federico Varela Gerente Comercial de Chacraservicios, y quien desarrolló las bases de este cultivo.