El impacto del segundo invierno más crudo en 60 años y las zonas que tendrán miles de hectáreas menos de trigo: ¿El frío quema las hojas?
Los pronósticos prevén para lo que queda del invierno la continuidad de temperaturas extremadamente bajas en una gran extensión de Argentina
Hace un mes se estimaban un área de intención de 6,92 millones de hectáreas, que de concretarse podía ser un nuevo hito. Julio sigue seco y junio dejó lluvias solo en Buenos Aires. Con casi el 90% sembrado, la cifra de área para trigo argentino que estima la Bolsa de Comercio de Rosario se recorta a 6,72 millones de hectáreas. "A pesar de la falta de lluvias de junio y julio, se ha podido sembrar el 90% del trigo Argentino y el recorte es de 200.000 hectáreas", destaca el relevamiento semanal.
Después de un junio que pasó casi sin lluvias de importancia, excepto para Buenos Aires en el final del mes, julio sigue la misma tendencia. Y no hay pronósticos de agua hasta el 20 de julio. La circulación fría y seca evita el ingreso de humedad desde el norte. "Por eso destacamos el rol clave de las lluvias que se dieron en el territorio bonaerense y en algunos sectores del sur de Santa Fe y de La Pampa en la última semana de junio", resaltan.
En este ciclo 2024/25, el trigo se sembró en forma temprana en el centro y norte de Argentina: "Pese al miedo de recientes campañas cuando las heladas tardías hicieron daño, en este ciclo se impuso la necesidad de hacer el cereal. Mantener gramíneas en las rotaciones en el centro y norte del país tras el impacto de la chicharrita, y la necesidad financiera, tras 3 Niñas seguidas forzaron la siembra contra reloj para ganarle a la desecación de la cama de siembra", explican desde la Guía Estratégica para el Agro de la BCR.
El importante pulso húmedo que dejó el final del Niño con las significativas lluvias de marzo y abril fue clave para implantar el trigo. El norte y centro del país se apresuraron en completar la importante intención de siembra que había este año, aprovechando la humedad, sembrando incluso a más profundidad y con un inesperado aliado que fue el inédito calor de la primera quincena de junio, que incentivó un rápido establecimiento en lotes sembrados hasta 7 centímetros de profundidad.