El productor récord que saltó desde la estratósfera a 300 km/h: le da más vértigo sembrar y cuenta cómo Guillermo Moreno terminó con su sueño de ser ganadero
"Te puedo asegurar que hay veces que me da más vértigo ir a sembrar el campo y gastar un montón de plata que saltar de la estratófera", cuenta Marcelo Vives, uno de los argentinos que batió el récord de salto en alto
Marcelo Vives y Alejandro Montagna son dos argentinos que batieron el récord de salto nocturno al tirarse de un avión a más de 13.000 metros de altura y a más de 300 kilómetros por hora.
"Fue lindo, divino, nos encantó", cuenta a Agrofy News Marcelo Vives (51), que también es productor agropecuario de Clason, una localidad ubicada en el noroeste del departamento Iriondo, provincia de Santa Fe. "Te puedo asegurar que hay veces que me da más vértigo ir a sembrar el campo y gastar un montón de plata que saltar de la estratófera. Es así, es increíble", aclara.
¿Cómo batieron el récord de salto en paracaídas?
El objetivo de batir el récord de salto en paracaídas de Alejandro Montagna y Marcelo Vives comenzó a tomar forma un año atrás. "Trabajamos mucho para este proyecto. Armamos el mejor equipo que se puede armar en el mundo, tenemos el mejor avión, y el único capaz de subir a la estratófera y abrir la puerta", contó Montagna, empresario, antes del vuelo.
El avión partió desde el aeródromo WTS, cercano a Memphis, en Tennessee, Estados Unidos, y la puerta se abrió a 13.018 metros de altura, con una temperatura de -62 C y una sensación térmica aún más baja.
"Para que te des una idea, un avión comercial normal de pasajeros vuela hasta 11.000 metros, nosotros fuimos tres kilómetros más arriba", contó a Agrofy News Live. "Me gustó el paracaidismo desde la infancia", agregó.
Antes del salto, se quedaron unos 60 minutos sentados quietos en el avión respirando oxígeno puro: "Es la única forma de eliminar nitrógeno de la sangre y evitar embolias por síndromes de descomprensión a gran altitud". Luego del salto, Marcelo lo abrió a los 2000 metros y Alejandro a los 1500. También los acompañó un camarógrafo norteamericano, Tylor Flurry, especialista en saltos de gran altitud.