ALCA: las cartas sobre la mesa

14deNoviembrede2002a las08:12
 
Para LA NACION

En los últimos meses, la Argentina ha sido uno de los más activos participantes de este proceso. A través de un trabajo conjunto entre el sector público y el privado se han establecido las prioridades nacionales, con lo que se da a los negociadores una estrategia común que permitirá ampliar nuestro acceso a los mercados y desarrollar reglas de juego predecibles en el continente. La Cancillería ha instalado un modelo de gestión en donde los sectores productivos trabajan junto a los funcionarios en la identificación de nuestros intereses para mantener posiciones de negociación permanentes.

El escenario continental es uno de los frentes de la estrategia de múltiples negociaciones que lleva adelante nuestro país. La nueva y agresiva política comercial argentina ha superado planteos tales como "ALCA versus Mercosur" o "Estados Unidos contra la Unión Europea". Nuestra política consiste en negociar en escenarios múltiples y de manera simultánea. En el marco de una relación privilegiada con Brasil, la Argentina se ha planteado una estrategia multipolar, reemplazando la conjunción o por y como concepto básico y permanente de su política comercial. Nuestro país negocia hoy con el Mercosur y el ALCA y la Unión Europea y Estados Unidos, y México y Chile y Sudáfrica y China y Rusia y la India y todos aquellos países que ofrezcan oportunidades para incrementar nuestro bienestar.

Acceso a los mercados

Mucho se ha opinado sobre la conveniencia para la Argentina y el Mercosur de negociar en el ALCA. Los temores y las críticas se originan en el hecho de que se incluye a actores de tamaño y desarrollo económico muy superiores a los de nuestro país. Sin embargo, estos países son los que ofrecen al mismo tiempo mayor potencialidad en términos de colocación de nuestros productos. La mejor manera de relacionarse con ellos, cuando se trata de un actor intermedio como la Argentina, es a partir del desarrollo de reglas de juego estables, incluyendo mecanismos eficientes de solución de controversias, que permitan evitar la discrecionalidad de esos países.

Por primera vez en la historia de estas negociaciones, la Cancillería ha realizado un análisis de impacto sectorial, es decir, estudios que muestran cómo afecta a cada uno de los sectores productivos la eliminación de barreras aduaneras. Así, se ha demostrado que nuestros sectores exportadores pueden aumentar sus ventas en 53.000 millones de dólares anuales, en particular en sectores como artefactos mecánicos, vehículos, maderas y muebles, productos químicos, hierro y acero, plásticos, papel, caucho, carnes y cereales.

Después de arduas negociaciones, la Argentina ha incorporado dos temas cruciales en el proceso en curso. Primero, la agricultura. Su importancia ha sido enfatizada al establecerse la necesidad de un tratamiento integral y no discriminatorio. Este enfoque incluye tres aspectos fundamentales, en los que se debe avanzar en forma equilibrada: la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas; el desarrollo de disciplinas para las otras prácticas distorsivas del comercio agropecuario, que tienen efecto equivalente a los subsidios (ayuda interna, ayuda alimentaria, créditos a las exportaciones, empresas comerciales del Estado e impuestos diferenciales a las exportaciones, entre otras), y avances sustantivos en materia de acceso a mercados. El equilibrio de estos tres aspectos es condición indispensable para el avance de las negociaciones de acceso a mercados: por eso evaluaremos el cumplimiento de este objetivo en junio próximo, antes de comenzar el proceso de presentación de ofertas revisadas en materia de bienes agrícolas.

En segundo lugar, en materia de defensa comercial, se ha logrado el compromiso de trabajar en pro de un entendimiento común que permita mejorar las normas de aplicación y operación de las leyes an