Inquieta la decisión de Brasil de producir soja transgénica.
La sobreoferta podría saturar los mercados y hacer caer los precios. Rige durante un año.
01deOctubrede2003a las08:29
El impacto de la medida que tomó el país vecino no se percibiría en la próxima cosecha argentina. En el futuro, podría resentir la oferta de la oleaginosa.
La decisión del Gobierno de Brasil de autorizar la producción de soja transgénica provocó preocupación entre los productores sojeros de esta provincia, por el impacto que esta medida generaría en los precios en el mercado mundial de la oleaginosa.
El vicepresidente de Brasil, José Alençar, firmó un decreto que autoriza a plantar soja transgénica en el territorio brasileño durante un año, a la espera de que el Congreso de ese país fije la medida por ley. En la Argentina, desde 1996 está permitido sembrar semillas de soja modificadas genéticamente, lo que permitió una baja de costos de aproximadamente 40 dólares por hectárea, según comentó el consultor agropecuario Oscar Ricci.
La decisión brasileña legaliza lo que muchos productores del país vecino, en especial los de Rio Grande do Sul, venían haciendo desde hace varios años, al importar semillas modificadas genéticamente en forma ilegal desde la Argentina. “Es un blanqueo de una situación que ya era generalizada en el país vecino, donde 6 millones de las 18 millones de hectáreas con soja ya contenían el cultivo transgénico”, dijo Ricci. En la Argentina, el área con soja alcanza los 12 millones de hectáreas. Ricci consideró que en una primera etapa no se sentirá en la Argentina el efecto de la producción de soja transgénica en Brasil. “En la próxima cosecha no se percibirá aún el impacto de esta medida. Pero luego podría ocurrir que nos quiten mercados”, indicó.
Un fallo
En la plaza argentina, en tanto, se comentó que esa decisión está obviando un fallo aún vigente de la Justicia brasileña, que prohíbe el cultivo de transgénicos en todo el territorio del país vecino.
Se descontó, no obstante, que los productores brasileños se volcarán masivamente a la siembra de las semillas transgénicas, ya que de esta forma disminuirían notablemente sus costos y se haría muchísimo más rentable el negocio agrícola. Sin utilizar semillas transgénicas, Brasil aumenta su producción sojera cada año, de modo que recurriendo a este nuevo comportamiento cultural, puede presentarse una superproducción de la oleaginosa durante el año próximo.
Los especialistas consideran que no existiendo retenciones a las exportaciones de soja, los productores argentinos seguirían siendo más competitivos frente a Brasil, aun con soja transgénica. “Argentina es súper competitiva en soja, pero cualquier hecho que provoque un aumento de la oferta mundial de la oleaginosa es un problema”, apuntó Ricci. Los productores argentinos están confiados en que hay una baja de los stocks mundiales de soja y en una menor cosecha de la oleaginosa en Estados Unidos. Estas situaciones se reflejan en el precio del producto, que se apreció a tal punto que superó holgadamente los 185 dólares por tonelada y se acerca a los 190, reposicionándose más allá de las proyecciones trazadas por la exportación, de acuerdo con datos proporcionados por operadores de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. “En un principio, los sojeros esperaban cobrar para esta época sólo 130 dólares por tonelada”, graficó Ricci.
Los sojeros tucumanos calculan que la próxima campaña será favorable en materia de precios, aunque algunos pronósticos mencionan escasez de lluvias en la provincia durante el período de desarrollo del cultivo.
La decisión del Gobierno de Brasil de autorizar la producción de soja transgénica provocó preocupación entre los productores sojeros de esta provincia, por el impacto que esta medida generaría en los precios en el mercado mundial de la oleaginosa.
El vicepresidente de Brasil, José Alençar, firmó un decreto que autoriza a plantar soja transgénica en el territorio brasileño durante un año, a la espera de que el Congreso de ese país fije la medida por ley. En la Argentina, desde 1996 está permitido sembrar semillas de soja modificadas genéticamente, lo que permitió una baja de costos de aproximadamente 40 dólares por hectárea, según comentó el consultor agropecuario Oscar Ricci.
La decisión brasileña legaliza lo que muchos productores del país vecino, en especial los de Rio Grande do Sul, venían haciendo desde hace varios años, al importar semillas modificadas genéticamente en forma ilegal desde la Argentina. “Es un blanqueo de una situación que ya era generalizada en el país vecino, donde 6 millones de las 18 millones de hectáreas con soja ya contenían el cultivo transgénico”, dijo Ricci. En la Argentina, el área con soja alcanza los 12 millones de hectáreas. Ricci consideró que en una primera etapa no se sentirá en la Argentina el efecto de la producción de soja transgénica en Brasil. “En la próxima cosecha no se percibirá aún el impacto de esta medida. Pero luego podría ocurrir que nos quiten mercados”, indicó.
Un fallo
En la plaza argentina, en tanto, se comentó que esa decisión está obviando un fallo aún vigente de la Justicia brasileña, que prohíbe el cultivo de transgénicos en todo el territorio del país vecino.
Se descontó, no obstante, que los productores brasileños se volcarán masivamente a la siembra de las semillas transgénicas, ya que de esta forma disminuirían notablemente sus costos y se haría muchísimo más rentable el negocio agrícola. Sin utilizar semillas transgénicas, Brasil aumenta su producción sojera cada año, de modo que recurriendo a este nuevo comportamiento cultural, puede presentarse una superproducción de la oleaginosa durante el año próximo.
Los especialistas consideran que no existiendo retenciones a las exportaciones de soja, los productores argentinos seguirían siendo más competitivos frente a Brasil, aun con soja transgénica. “Argentina es súper competitiva en soja, pero cualquier hecho que provoque un aumento de la oferta mundial de la oleaginosa es un problema”, apuntó Ricci. Los productores argentinos están confiados en que hay una baja de los stocks mundiales de soja y en una menor cosecha de la oleaginosa en Estados Unidos. Estas situaciones se reflejan en el precio del producto, que se apreció a tal punto que superó holgadamente los 185 dólares por tonelada y se acerca a los 190, reposicionándose más allá de las proyecciones trazadas por la exportación, de acuerdo con datos proporcionados por operadores de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. “En un principio, los sojeros esperaban cobrar para esta época sólo 130 dólares por tonelada”, graficó Ricci.
Los sojeros tucumanos calculan que la próxima campaña será favorable en materia de precios, aunque algunos pronósticos mencionan escasez de lluvias en la provincia durante el período de desarrollo del cultivo.
Resistente al glifosato
La baja de costos en el uso de sojas transgénicas se debe a que con un único herbicida (el glifosato) se destruyen las malezas que amenazan al cultivo, mientras que con las sojas tradicional