Preocupa la labranza agrícola en el Litoral
La siembra directa y la rotación son insuficientes para una buena conservación del suelo.
Los componentes más valiosos del suelo, como la materia orgánica, no se distribuyen uniformemente en el perfil, sino que tienden a acumularse en superficie, donde las labranzas y las acciones de manejo del suelo tienen una mayor influencia. «La parte superior del suelo, considerada la más rica en nutrientes, con un papel preponderante en la captación y almacenamiento de agua, es la que se encuentra más vulnerable y sometida a procesos de erosión», sostuvo el consultor Martín Díaz Zorita, al hablar en el congreso de los CREA de Litoral Norte y Sur (realizado en Iguazú, Misiones),
Para el control de la erosión suelen desarrollarse acciones de ingeniería («terraceos») o de manejo de cultivos (cobertura de rastrojos bajo siembra directa).
Díaz Zorita recordó que cuando el suelo se compacta pierde productividad y capacidad de captar agua y se limita el desarrollo de las raíces. Frente a ese fenómeno, el productor puede tratar de aumentar su contenido de materia orgánica, lo que contribuye, además, al desarrollo de sistemas más estables. La reducción en la porosidad del suelo y la compactación afectan la productividad de los sistemas agrícolas modernos. «No obstante, no todos los suelos responden por igual al impacto del tránsito con maquinaria pesada o al pisoteo animal. En general, los potreros con texturas más finas o con limitados contenidos de materia orgánica son más susceptibles a la compactación que los suelos con texturas más gruesas o con una adecuada provisión de componentes orgánicos», apuntó Díaz Zorita.