Poner toda la carne en el asador

La recuperación plena del status de "libre de aftosa, con vacunación", otorgado esta semana por la OIE, pone a la ganadería argentina en la plataforma de lanzamiento. Se perdieron cinco años preciosos, pero estamos de nuevo en carrera.

Sí, ya sabemos, la ganadería es el negocio del brillante pasado y el eterno futuro, pero nunca más del presente. Tantas frustraciones agotan, pero la esperanza se renueva y hay que darle crédito. Sobre todo cuando se logró repetir la experiencia colectiva de la vacunación masiva, ordenada, y con mucha mística, pasando por alto las falencias de un Senasa que está haciendo su propia reingeniería, como quien se tiene que poner un pulóver mientras se lo está tejiendo. Hay mucho mérito en la gestión oficial, tanto en el plano operacional como en el de la negociación política en la OIE. La vigilancia de las fronteras, la colaboración con Bolivia y Paraguay (en la que incluso se coordinaron acciones con el cuerpo de Cascos Blancos, en una imaginativa gestión), no han tenido mucha prensa, pero establecen un marco de solidez que no existía cuando la Argentina dejó de vacunar tras la quimera del premio mayor, el status de libre de aftosa sin vacunación. Que nos duró tres meses...