Hora de repensar el futuro productivo
Por Gustavo Oliverio - Coordinador de la Fundación Producir Conservando
En el inicio de la campaña 2011-2012 algunos pensaron una Argentina de 31 millones de hectáreas sembradas y cerca de 108-110 millones de toneladas de producción. Si a ello le sumábamos precios internacionales muy volátiles pero sostenidos por la demanda creciente de los países emergentes y el humor variado de los mercados globalizados hacían soñar un nuevo récord de producción y divisas ingresadas por exportaciones. Así las cuentas nacionales se aseguraban un ingreso récord seguramente por las retenciones a las exportaciones.
Las buenas expectativas de precios de maíz y soja eran las responsables principales de las decisiones de siembras, que dejaban de lado las incertidumbres generadas por una anunciada Niña, los cierres de importaciones de agroquímicos y fertilizantes, el aumento sostenido del precio de insumos y las enormes diferencias existentes en el mercado local entre precios teóricos y reales recibidos por la producción.