La directa es un camino de ida

Según un informe de Aapresid, el 78% de la superficie agrícola argentina se hace en siembra directa. La zona núcleo, la región que más la adoptó.

30deJuniode2012a las05:37


Puede ser interesante imaginar qué pasaría si se trajera en el tiempo, hasta la actualidad, a un productor argentino de hace 50 años. Es posible que se asombrara mucho al saber que, en plena fecha de siembra óptima de trigo, la cama de siembra actual viene de rotar con soja y maíz. Quizás diría que es imposible sembrar en este momento del año sin un barbecho largo y luego de practicar una labranza primaria y secundaria.

Claramente, la agricultura argentina cambió, y mucho. Así lo releva un informe de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), conocido hace pocos días. En él, la entidad sostiene que de las 106 millones de hectáreas cultivadas en siembra directa a nivel mundial, aproximadamente, 27 millones de hectáreas se encuentran en Argentina.

La agricultura convencional, aquella que practicaba el productor que viajó en el tiempo, basada en las labranzas de los suelos, fue el paradigma agrícola que la humanidad aplicó desde sus inicios, hace más de diez mil años, recuerda el trabajo de Aapresid.

Pero la siembra directa, en la década del 90, puso en marcha un nuevo paradigma en la agricultura, de mayores beneficios para el productor y el ambiente.

Este sistema, sostiene el informe de Aapresid, incrementó la productividad de los suelos, por la mejora en la fertilidad física y química, y favoreció la economía del agua. Asimismo, se superaron los problemas de la erosión y degradación de suelos y, por otra parte, se redujo el consumo de combustibles fósiles.