La agricultura se torna inviable en los campos del NOA

En 2014, las cuentas del maíz y de la soja cerrarán en rojo con los precios ofrecidos a cosecha, con fuerte repercusión en pueblos y ciudades de la región.

Los costos de maíz y soja vuelven muy difícil la agricultura en la región del Noroeste del país

Los costos de maíz y soja vuelven muy difícil la agricultura en la región del Noroeste del país

17deNoviembrede2014a las14:30

En muchas regiones del NOA los rindes para cubrir los costos de soja y maíz proyectados para el ciclo 2014/15 en campo propio son equivalentes o superiores a los rendimientos históricos logrados en los últimos cinco años. Eso implica que la agricultura se torna inviable aún sin considerar el costo de oportunidad de la tierra.

Por esa razón, en estos días, los productores agrícolas están dedicando muchas horas de escritorio para imaginar cómo encarar la campaña 2014/15 con perspectivas tan desfavorables. Hay que considerar, además, que en los últimos años la mayor parte de las empresas de la zona sufrió problemas climáticos que incrementaron los niveles de endeudamiento.

En ese escenario, los agricultores de la zona sembrarán sólo los mejores lotes tratando de producir al menor costo posible por tonelada. Buscarán la máxima eficiencia en el uso de los recursos y evitar nuevas pérdidas de su menguado capital. 

Maíz en extinción

Un cálculo efectuado por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), indica que con el precio actual del maíz disponible Rosario, el flete para transportar el cereal desde Metán (Salta) hasta las terminales portuarias rosarinas equivale a un 58% de su valor. El 42% restante debería alcanzar para cubrir insumos, seguros y servicios de siembra, pulverizaciones, cosecha y acondicionamiento de granos y una utilidad razonable para el empresario.

La incorporación de maíz en los sistemas agrícolas del NOA es esencial porque el cereal, una vez cosechado, aporta grandes volúmenes de residuos al suelo y eso contribuye a mantener su fertilidad. Además es vital para cortar el ciclo reproductivo de ciertas plagas (como el “picudo”) que en los últimos años resultaron devastadoras para el cultivo de soja.