El clima no suele esperar a la falta de previsión y a los canales de drenaje

Muchas regiones de la provincia de Buenos Aires están amenazadas de sufrir nuevos anegamientos.

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Las aguas en los campos bonaerenses se estacionaron por meses y provocaron pérdidas difíciles de soportar para los productores. Foto: Archivo / Fabián Marelli

Las aguas en los campos bonaerenses se estacionaron por meses y provocaron pérdidas difíciles de soportar para los productores. Foto: Archivo / Fabián Marelli

05deEnerode2015a las07:55

De abril a septiembre de 2014, buena parte de la provincia de Buenos Aires estuvo bajo el agua.

Nada menos que diecinueve distritos de la provincia fueron declarados en emergencia y/o desastre por parte de la Comisión de Emergencia y Desastre Agropecuario de la provincia de Buenos Aires (Cedaba).

¿Fue una situación excepcional o, muy por el contrario, de ahora en más se debería tomar como un evento recurrente?

La viabilidad económica de muchas explotaciones, sean ganaderas, tamberas o agrícolas, depende de la frecuencia que tengan estas inclemencias en el futuro.

Como muchos otros, el caso de Pedro Merbillhaa, ex presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) y productor agropecuario de la zona de General Guido, puede servir para tomar cuenta de la dimensión del problema. De las mil hectáreas de su explotación, 600 estuvieron literalmente bajo el agua, se perdieron 300 hectáreas de verdeos, las vacas tuvieron que parir en plena inundación y los caminos vecinales de acceso al campo parecían ríos. Sin embargo, ésta no es la inundación más cruel que vivió Merbillhaa. "La inundación de 1980 fue la peor que recuerdo", señala casi con la resignación de quien ve pasar los años sin ser testigo de los cambios necesarios para paliar los desastres que provocan los excesos de lluvias no sólo en el sector agropecuario, sino también en los cascos urbanos, con eventos cada vez más frecuentes desde comienzos de la década del 70.

Si se tomaran las últimas inundaciones que sufrió la provincia de Buenos Aires, es evidente que aumentaron tanto la frecuencia como el riesgo de sufrir pérdidas en la producción. Un hecho incontrastable es que las napas en buena parte de la provincia se encuentran muy altas, a poca profundidad del suelo, por lo que se necesitan muchos menos milímetros de lluvia como para que éstos sufran inundaciones. En Junín y Bragado, por ejemplo, es común encontrar la napa a menos de 50 centímetros del suelo.