Un menor poder de compra de hacienda

La baja en el precio FOB de la carne argentina y el atraso cambiario reducen la capacidad de compra de hacienda.

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Si no hay un incentivo especial, las exportaciones durante 2015 repetirían el nivel de ventas del año anterior.

Si no hay un incentivo especial, las exportaciones durante 2015 repetirían el nivel de ventas del año anterior.

13deFebrerode2015a las08:06

Los primeros números que surgen de la segunda campaña de vacunación contra la aftosa, realizada durante la primavera pasada, revelarían un faltante cercano a los 200 mil terneros en la Cuenca del Salado y un faltante de 450 mil crías a nivel nacional.

Estos datos no pueden ser considerados concluyentes ni definitivos, porque gran parte de los terneros pueden haber nacido después de realizada la vacunación y recién aparecerán en la campaña del próximo otoño. En el servicio pasado, la aparición de celos, entre mediados de diciembre del 2013 y fin de enero del 2014, se redujo drásticamente, a causa de la intensa ola de calor (efecto soplete) y de la seca que castigaron gran parte del país.

En muchos rodeos los toros quedaron en servicio en febrero y marzo, dando lugar a una parición que esta última campaña de vacunación (2ª 2014) no habría alcanzado a registrar. La seca de 2013/14 y las inundaciones del último invierno en gran parte de la provincia de Buenos Aires, que trajeron como consecuencia cierta mortandad de terneros, harían pensar a priori que la zafra 2015 será de todos modos inferior a la del año anterior.

El FOB de la carne

Durante los últimos años, el efecto negativo del creciente atraso cambiario fue parcialmente compensado por la suba de los precios internacionales de la carne vacuna. La industria exportadora habría llegado en la primera mitad del 2014 a un nuevo equilibrio, con pérdidas bajo control (empresas extranjeras) o cambiando la plata o incluso ganando algún peso (empresas nacionales con “genes” de consumo interno). Todas hicieron lo mismo: reducir al mínimo las exportaciones, concentrándolas en los mercados que reconocen algún dólar adicional por nuestras carnes, y vendiendo el mayor volumen posible al mercado interno. Creando o recreando estructuras de comercialización para vender cuartos y cortes a supermercados abastecedores y hasta a carniceros, autoservicios y parrillas.