El manejo ajustado para una ganadería de punta

En el establecimiento “El Ciento Once”, en Villaguay, Entre Ríos, aprovechan a fondo el rendimiento de los Limangus con buena nutrición y sanidad.

A la izq., Federico Galigniana junto con su padre, Omar, en el patio de comidas de terneros que están consumiendo silo de cebada más arveja y de sorgo.

A la izq., Federico Galigniana junto con su padre, Omar, en el patio de comidas de terneros que están consumiendo silo de cebada más arveja y de sorgo.

14deAbrilde2015a las08:24

En la ganadería de los últimos años, la alimentación se convirtió en el factor transformador de los sistemas productivos. Si a una buena estrategia nutricional se la combina con destacada genética, buen manejo técnico y también sanidad preventiva, aumenta considerablemente el potencial del rendimiento animal. Ajustando permanentemente estos pilares de la ganadería trabajan en el establecimiento “El Ciento Once”, en la localidad de Villa Gobernador Domínguez, en Villaguay, Entre Ríos.

Allí, en un ambiente caracterizado por las ondulaciones y el monte de espinillos y ñandubays, Omar y Federico Galigniana, padre e hijo, respectivamente, son los responsables del manejo técnico de este establecimiento mixto de 2.200 hectáreas con suelos de aptitud agrícola y potreros ganaderos. En la complementariedad e intensificación agroganadera, este campo encontró su mejor equilibrio a lo largo de los años y hoy logran los mejores resultados.

Omar es asesor técnico, especializado en temas ganaderos, y Federico es el médico veterinario del campo. En todo su desarrollo profesional, Omar trabajó vinculado a las razas de origen francés. Aun recuerda cuando el Charoláis, en la década del ’70, marcaba los precios máximos en el Mercado de Liniers. Antes de comenzar los años ’80 y de que se reglamentara la raza en el país, hizo sus primeros cruzamientos de Limangus (cruza de la raza francesa Limousin con la británica Aberdeen Angus).

A principios de los ´90 empezó a trabajar en El Ciento Once, donde ya había animales Limangus. Le cuenta a Clarín Rural, ante la mirada de su hijo y la atención curiosa de un lote de vaquillonas en servicio, que su primer objetivo fue el establecimiento racial. “En los primeros tres años de trabajo, hicimos el cruzamientos de un toro puro Limousin con una hembra pura Aberdeen Angus. Y luego esos hijos híbridos los cruzamos para mantener la media sangre. Ya llevamos unos veinte años con la raza Limangus estabilizada”, señala Omar.