¿Cómo reducir hasta un 84 % las pérdidas de suelo?

Con cultivos de cobertura es posible evitar que se pierdan hasta 1.000 kilogramos de suelo por hectárea. Un trabajo del INTA determinó que el ambiente de media loma sin cobertura, es el más afectado por las lluvias.

Los rastrojos de soja se descomponen más rápido que los residuos de gramíneas.

Los rastrojos de soja se descomponen más rápido que los residuos de gramíneas.

05deNoviembrede2015a las08:39

En la Argentina, el grado de deterioro de los suelos es de variada intensidad. De hecho, se estima que en los últimos 30 años, la degradación por erosión hídrica en la Pampa Húmeda alcanzó al 36 % de la superficie. Un trabajo realizado en Cañada de Gómez –Santa Fe– determinó que en lotes de media loma sin cobertura vegetal, con una lluvia erosiva, se pierden hasta 1.000 kilogramos de suelo por hectárea.

Julia Capurro, especialista de esa unidad del INTA, explicó que la disminución de la superficie sembrada con gramíneas en gran parte del área pampeana húmeda originó cambios importantes en los suelos.

De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, durante la campaña 2013/14 sólo el 22 % de la superficie agrícola del sur santafesino se implantó con trigo, maíz y sorgo granífero, mientras que el 78 % se destinó a soja de primera. “Este porcentaje de ocupación con soja de primera implica que, gran parte del año, los suelos permanecen sin cobertura vegetal”, señaló Capurro.

Los rastrojos de soja se descomponen más rápido que los residuos de gramíneas, por lo que cuando llegan las lluvias de primavera, el impacto de la gota es directo sobre el suelo: “Este es el momento en el que comienzan los procesos más intensos de erosión hídrica, que se prolongan durante todo el verano”, indicó la técnica del INTA.

Según Capurro, la inclusión de cultivos de cobertura resulta fundamental debido a que su masa vegetal impide el impacto directo de la gota de lluvia sobre el suelo y reduce la velocidad de escurrimiento superficial del agua. Además, “las raíces favorecen la agregación, la aireación del suelo y, luego de su descomposición, dejan conductos que facilitan el ingreso del agua a capas más profundas”.