Calidad de los granos: las buenas prácticas llegan al silo

Un especialista de la Federación de Acopiadores remarca la necesidad de aplicar las Buenas Prácticas en Poscosecha para lograr granos que mantengan su inocuidad y calidad nutricional. Los cuidados que se deben considerar al utilizar silos bolsa.

Una de las cuestiones que ponen los productores en la balanza para decidir la modalidad de almacenaje inmediata a la cosecha son los costos

Una de las cuestiones que ponen los productores en la balanza para decidir la modalidad de almacenaje inmediata a la cosecha son los costos

06deEnerode2016a las12:00

Frente al avance de la cosecha fina, la Federación de Acopiadores alertó sobre los cuidados que se deben considerar en la etapa de poscosecha. Las altas temperaturas son la principal fuente del deterioro de los granos y esto se potencia si se combina con niveles de humedad por encima de los estándares recomendados para un adecuado almacenamiento.

Al respecto, Armando Casalins, asesor de la Federación de Acopiadores, remarca la importancia de utilizar las Buenas Prácticas en Poscosecha, que tienen por objetivo “buscar la inocuidad de los granos ya que terminan siendo alimentos para los seres humanos o para los animales”.

“Para lograr mantener esa inocuidad hasta el momento de transformarlos en alimentos necesitamos  tener granos sanos, secos, limpios y fríos –agregó Casalins-. Si cumplimos con esos cuatro requisitos entonces el mantenimiento en el tiempo es posible, pero si no se da alguna de esas condiciones comienza un deterioro de la calidad ya que insectos y microorganismos comenzarán a metabolizar los contenidos de esos granos”.

¿Dónde y cómo?

Esas condiciones son las que pueden garantizar las plantas de acopio, ya que cuentan con instalaciones que le permiten monitorear en forma permanente las cuatro características mencionadas por el especialista y, en caso necesario, realizar las correcciones necesarias.

Para cumplir con las Buenas Prácticas en Poscosecha, Casalins dice que “en primer lugar se debe contar con un buen recibo de granos, que permita determinar las condiciones iniciales y a partir de allí, si fuese necesario, decidir el tratamiento que se debe realizar para lograr la condiciones deseadas. Por lo tanto,  puede  ser que esa  partida de granos se derive a la secadora, a la zaranda o simplemente que se someta a una aireación”.

“Estas prácticas –continuó- se encuentran estandarizadas y por lo tanto las debe realizar personal especializado respetando las indicaciones de los manuales de procedimientos con los que cuentan las plantas de acopio. Por ejemplo, una secada mal realizada puede llevar a que un grano pierda valor nutritivo por desnaturalización de sus proteínas”.