Crece el área certificada en el país
Es una alternativa para agregar valor a la producción y obtener un mayor rédito a la hora de comercializar los granos.
Llevar los registros productivos ayuda a las empresas a eliminar costos “ocultos".
Seguir incrementando la producción de granos y de carne de manera sustentable es la premisa que tienen hoy los productores. Por eso, sumar herramientas para alcanzar este hito es fundamental. Y una de ellas es la certificación de los procesos productivos para una mejor gestión empresarial, mayor eficiencia agronómica y esto trae aparejado, que se abran nuevos mercados y oportunidades para las empresas.
En este sentido, dos programas que crecen en el país son Agricultura Certificada (AC), una iniciativa local de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), y Mesa Redonda de Soja Responsable (RTRS, por su sigla en inglés), una asociación internacional.
“Una vez finalizada la auditoría, las empresas ya no son iguales. Se produce un cambio en la cultura de la misma”, así sintetizó a Clarín Rural José Luis Tedesco, director adjunto de AC, sobre uno de los principales beneficios. de certificar los campos.
Según explicó, este sistema de gestión de calidad ambiental y productivo sirve para una agricultura más precisa, rentable y sustentable, pero también, agregó, el productor certificado es más confiable porque lleva registros de su trabajo y esto hace conocer mejor la performance de la empresa. “Hay costos ocultos, que luego de esta transparencia, empiezan a dilucidarse y se pueden eliminar”, especificó.
Este programa de Aapresid incluye a todos los cultivos extensivos e incluye la ganadería intensiva. “Las empresas ingresan gradualmente y empiezan por la utilización de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), y posteriormente, se puede certificar el sistema de gestión y calidad”, indicó.