Cambio climático llegó para quedarse: mejoramiento genético es clave
Preparadas para resistir sequías, heladas y altas temperaturas, las plantas que fueron mejoradas genéticamente se presentan como un camino hacia la sustentabilidad.
Mejoramiento genético permite seleccionar las mejores características de un cultivo para minimizar las probabilidades de que sean perjudicados por factores externos.
El cambio climático llegó para quedarse. Por lo que, para lo que resta del siglo XXI será fundamental saber adaptarse porque la variabilidad –tanto de temperaturas como de precipitaciones– afectará la productividad de los cultivos. En este sentido, el INTA Pergamino –Buenos Aires– organiza una jornada en la que el tema central es debatir sobre el aporte del mejoramiento genético de cereales y oleaginosas para afrontarlo.
Para Guillermo Eyherabide, coordinador del Programa Nacional Cereales y Oleaginosas, “el cambio climático no sólo puede comprometer los volúmenes y la calidad de las cosechas, sino que además, puede afectar directa e indirectamente el precios de los alimentos, la seguridad alimentaria y la sustentabilidad ambiental”.
Si bien, en la Argentina la productividad de los cultivos de granos creció en forma sostenida, en los últimos años se observó una mayor variabilidad interanual de los rendimientos, especialmente en los cultivos de verano.