La huella de los biocombustibles
Investigadores del INTA y Conicet buscan cuantificar el impacto que tiene para el ambiente la generación de bioetanol, desde el cultivo hasta su uso final.

El análisis del ciclo de vida del maíz es clave para producir con certificación.
Durante los últimos años, los biocombustibles adquirieron importancia global debido a la creciente demanda de productos sustentables y amigables con el ambiente. Esta evolución combinada con la necesidad de diversificar las fuentes energéticas llevó a muchos países a fomentar su uso. En este contexto, es fundamental cuantificar cuál es el impacto real que tiene para el ambiente la generación de bioetanol para conocer tanto los beneficios como los posibles perjuicios que pueden ocasionar.
Para Jorge Hilbert, especialista en biocombustibles del Instituto de Ingeniería Rural del INTA, los productos “bio” son considerados como una alternativa preferible al uso de combustibles fósiles. Por esto, “es importante conocer el perfil ambiental que poseen y para eso es necesario analizar su ciclo de vida”.
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Análisis del ciclo de vida
El análisis de ciclo de vida (ACV) evalúa un producto desde su nacimiento hasta su uso final. La metodología permite cuantificar los diferentes insumos e impactos que puedan generarse sobre el ambiente como emisiones de gases efecto invernadero, uso de energía, agua y nutrientes, entre otros. Este será uno de los temas que presentará el INTA en la segunda Conferencia Panamericana sobre Sustentabilidad en Biocombustibles y Bioenergía, que se realizará del 13 al 16 de septiembre, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un encuentro reunirá a los principales expertos de America en energías alternativas.