Huracanes: qué son y por qué no pueden ocurrir en Santa Fe

Tema de las noticias desde hace algunos días, estos fenómenos se producen sólo en zonas determinadas. Un especialista de la UNL explica qué son y por qué es difícil que haya un Irma santafesino.

La vida de un huracán: por qué Irma

La vida de un huracán: por qué Irma

11deSeptiembrede2017a las16:28

Aunque la tormenta del fin de semana en Santa Fe pareció más fuerte de lo común, seguramente la sensación se debe a la gran cantidad de información que circuló en los últimos días sobre el huracán Irma, que asola el Caribe y parte de Estados Unidos. Sucede que es mínima la posibilidad de que un fenómeno como ese acontezca en la región e incluso en el país: en nuestra latitud, si bien se pueden desarrollar sistemas de tormentas rotacionales, no llegan a tener la magnitud de los huracanes, ya que las temperaturas sobre la superficie del mar son más bajas de lo necesario para que se desencadene el proceso de formación. Los huracanes se forman por lo general en los cinturones comprendidos entre los 5º y los 15º de latitud, a ambos lados del Ecuador. Su trayectoria de desplazamiento es hacia los polos.

La aclaración pertenece al investigador Ignacio Cristina, del Centro de Informaciones Meteorológicas (CIM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), quien agregó que los huracanes son tormentas violentas que se forman sobre los océanos tropicales con temperatura mayor o igual a 27ºC en su superficie y que se inician por la combinaciones entre una gran evaporación y la convección generada como consecuencia de dichas temperaturas y la presencia de un sistema de baja presión.

“Estos procesos originan extensas zonas de nubosidad que suelen formar cinturones de tormentas. No todos estos fenómenos llegan a ser ciclones o huracanes. Muchos desaparecen antes de alcanzar su etapa de madurez. Los huracanes están caracterizados por un centro de baja presión rodeado por bandas nubosas dispuestas u organizadas en forma de espiral que giran alrededor de su centro, el ojo del huracán, en sentido ciclónico, produciendo vientos y turbulencias de extrema violencia que sobrepasan los 120 Km./h”, expresó.

De acuerdo con el especialista y según bibliografía histórica, el término "huracán" tiene su origen en el nombre que los aborígenes mayas y del Caribe daban al dios de las tormentas y a los espíritus diabólicos. El mismo fenómeno meteorológico es conocido en la India con el nombre de "ciclón", en Filipina se lo denomina "baguío" o "baruio", en el oeste del Pacífico Norte se lo llama "tifón", "willy-willy" en Australia, "taino" en Haití y en la costa occidental de México se lo conoce como "cordonazo".

El “ojo” del huracán

Tal como mostraron las noticias estos días, el paso de un huracán provoca vientos, lluvias torrenciales, crecidas de ríos y mareas de temporal. Estas últimas son uno de los elementos a considerar, ya que cuando el fenómeno llega a tierra genera gran parte de los daños. Bajo el centro del huracán y debido a que las bajas presiones, se produce un efecto de succión, aumentando el nivel del agua. “La penetración sobre el terreno de esta ola de gran magnitud es función de la inclinación del fondo del océano en la costa. El denominado ‘ojo’ del huracán se forma en el centro del sistema y es allí donde se observa la menor presión atmosférica, es una zona de relativa calma. Las tormentas más fuertes y los vientos más intensos se encuentran alrededor de ese centro”, continuó Cristina.