Fertilización en soja: ensayo del INTA reveló que con el fósforo y el azufre ya no alcanza
El ensayo comparó un testigo absoluto versus la aplicación de fósforo y azufre, bajo una forma sólida y también bajo una forma líquida.
Se evaluaron las respuestas que se podían obtener a los diferentes nutrientes y a las distintas fuentes de provisión de micronutrientes.
A medida que han ido pasado los años la fertilización en la Argentina aplicada a los cultivos extensivos se ha incrementado. Lógicamente que dentro de un período determinado, hay muchos vaivenes que condicionan la aplicación de las técnicas denominadas de insumo, como por ejemplo la fertilización.
En muchas oportunidades la relación insumo/producto no es tan favorable, en otras, las necesidades económicas de la empresa, restringen el uso para aplicar el recurso económico a otras actividades. Las condiciones ambientales, sea por seca o por inundación, también juegan fuertemente.
Es decir, "múltiples factores tienen su acción sobre las decisiones que se toman en una empresa agropecuaria", señalaron desde la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Pergamino.
Pese a esto, la fertilización ha venido creciendo en todos los cultivos y la soja no es una excepción: "Esto tiene una lógica y la misma responde a varias premisas":
- Mayor demanda de alimentos
- Necesidad de aumentar los rendimientos unitarios
- Baja cantidad de tierras que se pueden incorporar al proceso productivo
- Posibilidades genéticas de mejores rendimientos
- Avances en el manejo del cultivo
- Mejoras en la mecanización
Ensayo del INTA
Actualmente el cultivo de soja recibe fertilizaciones con fósforo y azufre. Hay una gran gama de productos, sólidos, líquidos, mezclas físicas, químicas, microgranulados, con aditivos, etc.