Industria molinera argentina: un año bisagra para volver al ruedo

Más de 150 empresas molineras creadas en Argentina, en condiciones de exportar, pueden abastecer a más del doble del consumo promedio nacional y confían en una nueva situación económica para volver a tener competitividad

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07deFebrerode2019a las08:26

Una de cal y otra de arena para la industria molinera argentina. Aumentó la exportación del primer eslabón de la cadena, el trigo, alcanzando el récord de los últimos 30 años; el segundo eslabón, la harina, ha ganado el combate a la informalidad a través de la implementación de los controladores electrónicos. En contraparte, en el último trimestre del 2018 le reimplantaron los derechos de exportación, planteando un nuevo desafío para que la industria molinera argentina sea competitiva.

La industria molinera comienza el 2019 con “un sin sabor”, lo califica Diego Cifarelli con más de 22 años de experiencia en el sector, de los cuales los últimos 7 años se viene desempeñando como presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) :“Es un año bisagra en la industria molinera por el combate a la informalidad, a la queel gobierno ha decidido poner punto final a través de la Dirección Nacional de Control Agropecuario. Es un sector que tenía una cadena con una evasión de más de 10 mil millones de pesos anuales, entonces creo que es muy bueno para la formalización de la economía”, declaró.

Para el referente de FAIM “el punto neurálgico es la destrucción de las exportaciones a partir de la implantación de los derechos de exportación. En los últimos años, a partir de 2015, la industria molinera se posicionó a nivel mundial, pero a partir de septiembre 2018 que se reimplantaron los derechos. Cifarelli afirma que hay que pensar otra estrategia para volver a tener competitividad. “Estamos en diálogo con los funcionarios buscando la viabilidad del sector, pero sabemos que ningún sector agroindustrial si hoy quiere brillar puede mirar puertas adentro. Para brillar en este país hay que mirar de cara al exterior”, ratificó.

Cifarelli es licenciado en Comercialización, con una maestría en Gestión y Negocios en la Escuela de Madrid, miembro del Comité Ejecutivo de COPAL, directorio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, directorio de MATBA y directorio de la Cámara Arbitraria.

Mediante el diálogo que mantiene con diferentes actores de la industria, el presidente de FAIM reconoce que en este contexto “se hace difícil para las empresas abordar inversiones, o el día a día, con las tasas de interés y con la presión tributaria que tenemos en nuestro país, donde el empresariado ajustó para poder seguir con las persianas levantadas. Incluso tenemos un consumo retraído que esperamos que comience a darse vuelta y no estemos tocando fondo”.

En términos más precisos, Cifarelli indicó que el análisis de este último trimestre da un 28 por ciento por debajo de 2017 y lo ejemplificó “10 o 20 dólares determinan que el cliente compre trigo o harina y también 10 o 20 dolares te permiten ser competitivos contra Turquía o no. Es ilógico pagar más derechos de exportación por una tonelada de harina que por una tonelada de trigo”.