Aapresid volvió a ser la sede del Congreso Nacional de Agtech

Referentes nacionales e internacionales ratificaron la necesidad de alentar la asociatividad para propiciar ecosistemas tecnológicos.

Las AgTech empujan el desarrollo de ecosistemas tecnológicos.

Las AgTech empujan el desarrollo de ecosistemas tecnológicos.

08deAgostode2019a las13:27

Aapresid lo hizo de nuevo. Por segundo año consecutivo, su congreso anual volvió a ser sede del Congreso Nacional Agtech, que en esta segunda edición tuvo a referentes regionales de distintos sectores debatiendo y compartiendo experiencias sobre el desarrollo de plataformas que fomenten el encuentro y la interacción de inversores, productores, investigadores y desarrolladores.

Bajo el título “Ecosistemas tecnológicos de América Latina y el Caribe”, el panel que abrió el Congreso acercó una mirada global sobre la vinculación tecnológica con el sector agroindustrial frente al desafío de satisfacer las crecientes demandas alimenticias. 

Eugenia Saini, secretaria técnica de Fontagro, con sede en Washington (USA) para América Latina, abrió con una definición: “Todo lo que dio la industria con sus paquetes tecnológicos no es suficiente ante las nuevas demandas. Trabajar en ecosistemas es complejo, pero tenemos que dar el salto y comenzar a establecer vínculos con otros sectores”, dijo.

Luego, se refirió al rol del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria, que se conforma con aportes de capitales y que actualmente permite que 144 plataformas público-privadas de innovación se encuentren activas en 29 países, entre ellos Argentina. “Nuestro objetivo es lograr que los países miembros se relacionen entre sí”, dijo, y a modo de ejemplo mencionó el caso de una plataforma para el desarrollo de un cultivo regional como el Cacao que contó con un beneficio de 6 dólares por cada uno que se invirtió.

También mencionó casos como el desarrollo de una vacuna para la leucosis, para el mejoramiento de maíz y un banco de semillas donde ese modelo obtuvo resultados exitosos. En conjunto, el retorno económico en Fontagro en 7 proyectos se traduce en una inversión de 8 millones de dólares con un beneficio de 83 millones.

”Poner a trabajar a la gente junta siempre mejora el conocimiento”, afirmó. A modo de conclusión recordó que “la competitividad depende de la innovación” y que la agricultura es un sector clave para desarrollarla por su protagonismo en las economías de América Latina y el Caribe.

“La inversión en I+D+I debe ser parte de la agenda nacional, regional, internacional y en programas de promoción público-privadas”, concluyó.

Por su parte, Quentin Round, aportó su experiencia en Saint Louis, (USA), donde asistió al notorio cambio que significó la creación de un ecosistema tecnológico para dar respuestas a las necesidades de empresas de esa ciudad al vincularse con productores de la zona. Busweiser, Monsanto o Nestlé son algunas de las firmas que forman parte de ese entorno.

“Nosotros necesitamos inversores y los tenemos. Saint Louis está rodeada de productores que ahora están tratando de innovar, y nosotros queremos descubrir sus necesidades y ver cuál es la clave de las operaciones de empresas para ayudar a que se encuentren. Contamos con un fondo para desarrollar nuevas empresas”, dijo.

Asimismo, explicó que es un gran aporte la provisión de recursos provenientes de universidades, comunidades científicas y técnicos de la zona que ellos aportan para mejorar el desarrollo de estas empresas. “Así nos convertimos también en proveedores de personal”, dijo. 

Francisco Salvatelli (de MSU Brasil) dijo que el país hermano fue pionero en iniciativas destinadas a fomentar la investigación y el desarrollo en el agro con la creación en 1975 del Embrapa, que estuvo orientada a investigar los suelos y mejorar los sistemas de producción. Según dijo, esa experiencia propició la abundancia de emprendedores vinculados al mundo del agro.

“Brasil fue pionera en la asociación público-privado”, resumió. Y advirtió que, aunque están más aceitados los mecanismos para localizar las demandas de los productores para conectarlos con empresas de base tecnológica, falta que los productores tengan un rol más protagónico en esa conexión.

“Falta cierta educación, que el productor se involucre y acompañe estos procesos. Se está trabajando para que esto cambie. Hay que generar polos regionales para desarrollar estos ecosistemas”, dijo.