El vínculo con los alimentos se rompió y dos tercios de la Argentina está mal nutrida

Las preferencias de los consumidores en muchos casos pueden estar guiadas por el marketing, que no tiene en cuenta los aspectos nutricionales.

La mirada de especialistas sobre la alimentación en Argentina.

La mirada de especialistas sobre la alimentación en Argentina.

08deOctubrede2019a las12:21

Las tendencias en la alimentación de la población se abordaron desde distintos puntos de vista en un encuentro que tuvo lugar en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.

Narda Lepes, una reconocida chef que analiza las preferencias de los consumidores, comentó que en la población se rompió el vínculo con los alimentos.

"La gente quiere una solución mágica para recomponer un vínculo roto. Buscamos a través de recetas o dietas algo inmediato, cuando debemos entender la estacionalidad y qué nos pasa cuando comemos".

"En un 50% de los casos la elección de los alimentos se hace con foco en la economía (por el costo), mientras que en el resto de los casos es por marketing, que muchas veces no tiene en cuenta los aspectos nutricionales", destacó en el encuentro organizado por la Fundación Cedef, el CPIA y el programa de Bioeconomía de la UBA.

"Todos sabemos qué debemos hacer para comer mejor, pero el problema es que el vínculo está roto", remarca Lepes. Una mejor alimentación que tiene seis premisas básicas: más agua, fruta, verdura y legumbres, teniendo en cuenta la estacionalidad, y menos carne.

Sergio Britos, licenciado en nutrición e investigador de la UBA, destacó: "Estamos bastante mal en la calidad de la dieta". Una medición que citó muestra que si se tuviera que medir la calidad en la alimentación con una escala del 1 al 100, en promedio estaríamos en 45 puntos.

Según Britos, dos tercios de la población tiene una alimentación de baja calidad, y este problema tiene que ver directamente con el consumo de alimentos con bajos atributos nutricionales, como verduras y frutas, legumbres, leche, yogur y cereales enteros o integrales.

Del lado contrario, hay un consumo mayor al requerido en azúcares (sólidos y líquidos) y alimentos con mucho almidón y poca fibra, como panes. Además, se ingiere una cantidad de calorías por encima del requerimiento diario.