Logran reducir el impacto ambiental del estiércol porcino al transformarlo en fertilizante

Investigadores del INTA y FAUBA reutilizaron desechos de la actividad porcina como abonos útiles para la agricultura. De esta manera, evitan que el estiércol impacte en el ambiente.

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28deNoviembrede2019a las06:42

La producción y el consumo de carne de cerdo en la Argentina crecieron notablemente en los últimos 15 años, acompañados por una gran generación de estiércol en los establecimientos porcinos. Estos residuos orgánicos pueden contener metales pesados, sales en exceso y microorganismos patógenos, lo cual los convierte en fuentes potenciales de contaminación de aire, suelos y aguas. 

Para encontrar una forma adecuada de tratarlos, un estudio del INTA y de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en la zona núcleo de Córdoba-Buenos Aires logró convertir los residuos sólidos y líquidos de esta producción en abonos orgánicos. Los resultados preliminares como fertilizante son alentadores.

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“De 2005 al presente, el consumo de carne de cerdo en la Argentina aumentó de 5 a 15 kg al año por habitante, y esto se logró incorporando mucha tecnología e intensificando la producción. Es cierto que la calidad de los cerdos subió, pero, como contrapartida, la enorme acumulación de residuos orgánicos sin una gestión correcta genera problemas de plagas; moscas, roedores, entre otros; y puede ser contaminante”, aseguró Nicolás Riera egresado de la FAUBA.

Además, agregó que por ese motivo estudian cómo procesarlos para minimizar su impacto ambiental y para usarlos luego en la agricultura. Cabe destacar que Riera se desempeña como profesional del Laboratorio de Transformación de los Residuos (LTR-IMyZA) del INTA Castelar.

“Lo primero que hicimos fue caracterizar los efluentes líquidos y los residuos sólidos del sistema de producción llamado de cama profunda, provenientes de establecimientos en confinamiento. Vimos que estos dos tipos de residuos contenían metales pesados y una alta cantidad de materia orgánica, nitratos, fósforo, nitrógeno y sodio”, detalló Riera.