Prevención, el factor clave para tratar las enfermedades en cultivos de invierno

La prevención es la principal y más eficiente herramienta para el control de las enfermedades que afectan a los cereales.

08deJuniode2020a las17:03

Para que se produzca una enfermedad se deben dar tres condiciones al mismo tiempo: un agente patógeno, un huésped susceptible (cultivo) y las condiciones ambientales favorables. Esto es lo que conocemos como el Triángulo de la Enfermedad. Pero también, a este Triángulo, o mejor dicho Patosistema, podemos incorporarle a el Hombre con sus prácticas de manejo, formando así el Tetraedro de la Enfermedad. 

En lo que respecta al cultivo de trigo, en las últimas campañas se ha determinado un aumento en la cantidad de inóculo de distintas enfermedades. Esto, puede deberse a numerosos factores como la utilización de variedades susceptibles en gran parte de la región, la siembra directa asociada a una escasa rotación de cultivos, la cual genera excelentes condiciones para la supervivencia y multiplicación de patógenos, y no menos importante el empleo de semillas infectadas o con alta carga fúngica. Cuanto mayor sea la superficie sembrada de un mismo material susceptible, aumenta la posibilidad del desarrollo de epífitas por la poca variabilidad de los materiales.  

Al momento de pensar en las prácticas de manejo, como la selección de variedades, no solo hay que prestar atención al potencial de rendimiento que pueden tener las mismas, sino también la susceptibilidad que presentan a las diferentes enfermedades que atacan los cultivos de trigo y cebada.  Así, muchos productores que comúnmente seleccionaban variedades por su alto potencial de rendimiento no solían tener en cuenta el comportamiento sanitario de la variedad, siendo un punto fundamental (huésped) del Triángulo de la Enfermedad. 

Entre las variedades más sembradas en el país y de mayor potencial de rendimiento encontramos la variedad Algarrobo, dentro de las variedades de ciclo largo y Ceibo, dentro de las variedades de ciclo corto. Pero si además de su rendimiento, tenemos en cuenta su comportamiento sanitario, observamos su gran susceptibilidad a enfermedades biotróficas, tales como Roya Amarilla y Roya Anaranjada, como así también para el desarrollo de enfermedades necrotróficas como Mancha Amarilla.  

Dentro de las enfermedades foliares que afectan al cultivo de cebada podemos nombrar: roya de la hoja de cebada (Puccinia hordei), mancha en red (Drechslera teres), mancha marrón (Bipolaris sorokiniana), escaladura (Rhynchospirum secais) y ramularia (Ramularia collo-cygni), entre otras.   

En lo que respecta al cultivo de trigo, las principales enfermedades foliares comprenden: roya de la hoja (Puccinia recóndita), roya amarilla (Puccinia striiformis), roya del tallo (Puccinia graminis), mancha amarilla (Drechslera triticirepentis) y septoria o mancha de la hoja del Trigo (Septoria tritici).  

Teniendo en cuentas las enfermedades mencionadas anteriormente, el uso de dosis de fungicidas fuera de recomendación de marbete, fungicidas de un único principio activo o aplicaciones fuera del momento óptimo, aumentarán la probabilidad del surgimiento de razas que sean menos sensibles al control químico, tal como ocurrió con la roya naranja o de la hoja.  

Se ha comprobado que estas nuevas razas son significativamente más sensibles a las estrobilurinas que a los triazoles. Por lo tanto, ante la presencia de la roya anaranjada, es recomendable usar mezclas de triazoles más estrobilurinas, o las nuevas mezclas que incluyan también carboxamidas ya que se observa mayor espectro de control y tiempo de protección en comparación al uso de una sola molécula.  

Las enfermedades foliares es uno de los factores limitantes en la potencialidad de los rendimientos y calidad en los cereales de invierno, como trigo y cebada. Las mismas afectan el rendimiento por una disminución en el índice de área foliar verde produciendo un desbalance en la relación fuente destino. Ciertos estudios realizados para enfermedades foliares han registrado pérdidas de rendimiento en condiciones favorables para los patógenos, de hasta el 50%. 

Ver: las claves para que las brechas sean cada vez más cortas